Manuel Juliá es una de las voces más autorizadas de Castilla
la Mancha. Nació el 16 de octubre de 1954. Su brillante expediente académico
cuando cursaba Bachillerato en el IES Fray Andrés le sirvió para ingresar en la
Facultad de Ciencias de la Información de Madrid. Allí curso periodismo,
estudios que finalizó en 1978.
Desde su época de estudiante hasta ahora, ha sido un
todoterreno a la hora de sacar su pluma o devorar el teclado de su ordenador.
Su prosa reflexiva ha sido plasmada en medios prestigiosos como el desaparecido
Diario 16, Diario de Caracas, El Diario Vasco, La Comarca de Puertollano,
Diario Lanza o La Gaceta de los Negocios, El Mundo o en revistas como Triunfo o Poesía Hispánica.
Además, es autor de varios poemarios como El sueño de la muerte, El sueño del amor y
El sueño de la vida (declarado por la Asociación de Editores de Poesía como
el mejor libro del año 2015) recogidos y revisados en Trilogía de los sueños, publicados todos enla prestigiosa editorial
Hiperión. También ha publicado (), Dioses
de fuego y aire, Sobre el volcán la flor o De Umbría.
También debemos añadir narraciones en prosa como Narraciones manchegas o La gloria al rojo vivo. Diario de una
proeza, que fue la primera obra publicada sobre la victoria de la selección
española en el Mundial de Sudáfrica y vendió más de 50.000 ejemplares.
Su actividad no se ha reducido únicamente al periodismo y a
la literatura, ya que fue coordinador de juventud en el Ayuntamiento de
Puertollano, promoviendo la llegada del esplendor de la Movida madrileña a la
ciudad industrial.
Su gran labor al servicio del ciudadano le permitió ostentar
el cargo de alcalde de su ciudad natal en 1993, pero una crisis interna en el
seno del Partido Socialista acabó distanciándole de la política. Aquella
esperpéntica situación le impulsó a adentrarse en la gestión de la “Biblioteca
de Autores Manchegos” y Fenavin (Feria Nacional del Vino) de la que ha sido
director hasta el mes pasado.
Actualmente es jefe de servicio del Área de Promoción Económica
de la Diputación Provincial de Ciudad Real mientras realiza su labor
periodística como columnista en diario
Promecal (de Castilla la Mancha y Castilla y León) y Marca y como colaborador en El
Mundo y Mediaset. Gracias a su
aportación en Mediaset, ha tenido el privilegio de escribir el guion de una
serie de documentales emitidos en Telecinco denominados España mira a la meca.
Sin duda, la trayectoria de Juliá ha sido digna de un
periodista de raza que atesoraba una gran curiosidad para convertirse en el
Leonardo Da Vinci contemporáneo de Castilla la Mancha. Por lo tanto, ¿qué mejor manera de homenajearlo
haciéndole la siguiente entrevista?
Tu buena labor como
estudiante te permitió ingresar en la Universidad Complutense de Madrid para
estudiar periodista durante unos años en los que estudiar una carrera
universitaria era un lujo y un paso natural en el devenir del ser humano. ¿Qué
y quién te motivo a inclinarte por el periodismo?
Empecé a trabajar en
una empresa de construcción con 14 años de Puertollano llamada “Martín, Leiva y
Villuendas”, pero pronto continué mis estudios de COU. Tenía en mente dos
alternativas dispares que eran medicina y periodismo.
Veía medicina como una
disciplina loable para eliminar el dolor del ser humano y me empezó a llamar la
atención el periodismo desde que empecé a leer una enciclopedia llamada “UTEHA”
que le vendió un vendedor a mi padre, y las obras completas de Bécquer. Cómo me
gustaba leer, me metí la enciclopedia a pecho y espalda, sobre todo la
mitología griega que despertó enormemente mi imaginación. Además, ya me habían
publicado artículos que mandaba esporádicamente al diario Lanza.
En tus años
estudiantiles la universidad era un escenario ideal para que naciera la
conciencia política y cultural debido a la incertidumbre política que emergía
en España en los 70. ¿En qué aspectos encontrabas diferencias culturales entre
Madrid y Puertollano en aquellos años primordiales para la historia reciente de
nuestro país?
Entré en la universidad
en el año 1973, concretamente en el tardofranquismo, época en la universidad
estaba en ebullición con las células comunistas. Yo pertenecí clandestinamente
al partido marxista de los trabajadores de línea mahoista.
No solamente había
actividad política, sino cultural. Vi muchas conferencias como signos de
protestas al franquismo, por ejemplo de
Enrique Tierno Galván, futuro alcalde de Madrid.
Por otra parte, las
protestas en Puertollano tienen su origen en las huelgas en los años 60 por
cierres de las minerías. De este modo, Puertollano tenía una raíz obrera, pero
faltaba el cosmopolitismo cultural.
Por lo tanto, yo valoro
el avance cultural que experimenté al realizar mis estudios universitarios en
Madrid, ya estudiaba simultáneamente Filosofía y Periodismo por la tarde y
noche respectivamente mientras vendía libros, seguros y cargaba cajas en el
mercado de Legazpi. Aunque tenía una beca,
Tus primeros artículos
y poemas tuvieron lugar en la revista Poesía Hispánica dirigida por el
malogrado poeta José García Nieto. ¿Qué aportó José a la exquisita pluma
de Manuel?
Publiqué durante nueve
meses hasta el último número que sacó la revista en homenaje a Vicente
Aleixandre. Tenía 19 años, José García Nieto era un gran poeta poco conocido y
se caracterizaba por su formalismo. Me dieron la oportunidad de publicar a los
18-19 años con gente de la talla de José Hierro o Gerardo Diego y aprendí que
necesitaba ser autoexigente para estar a la altura de la revista más importante
de España.
Una vez sacada la
carrera de periodismo, cruzaste el Atlántico para ejercer como crítico de cine
en el Diario de Caracas. ¿Notaste
mucha diferencia entre la manera de hacer periodismo en Cuba y en España?
Era muy amigo de un
poeta llamado Fernando Quiñones cercano a la Generación del 50. Cuando acabé la
carrera, empecé a buscar trabajo mientras vivía en su casa. Sin embargo, no
había trabajo porque estábamos sumergidos en la famosa crisis del petróleo. Además,
la revista Triunfo en la que escribía, se vio obligada a cerrar.
Sin embargo, Fernando
era amigo del ministro de cultura de Venezuela, Luis Pastori y un día que vino
a España, me lo presentó para que tuviera la oportunidad de trabajar con él.
Al final, me fui a
Caracas con 22 años a trabajar en la Biblioteca Nacional de Venezuela. Entonces
volar era muy caro y viajé gracias al dinero que me prestaron mis amigos.
Cuando llegué, resulta que este hombre se olvidó de la promesa, llamé a
Fernando, y me dijo que contactara con Daniel Divinski que era el jefe de
cultura de El Diario de Caracas. Me hizo una prueba para ver mi capacidad de
escribir., Me dijo que escribiera dos críticas literarias y cinematográficas. A
ello me puse. Dichas críticas están en mi web. Como no sabía de cine pensé que
lo mejor era escribir la crítica de una película mala, así no me equivocaría.
Se llamaba “El mono borracho”, escribí en modo sarcástico, lo que me valió para
entrar.
Finalmente, decidí volver
a España, después de estar allí casi un año, al percibir que ese país iba a
estallar. Un ejemplo de ello fue que entrevisté a un ministro en una discoteca.
Rodeado de escoltas, collares, pulseras de oro, despechugado, y con una pistola
en cada mano me ordenó: “dispare” para iniciar la entrevista. Acerté. Aquello no podía acabar bien, como se
ha visto después con el desastre que envuelve al país.
A principios de los
años 80, te sumergiste en política. Empezaste promoviendo eventos culturales de
tu ciudad natal y terminaste saliendo dela alcaldía a consecuencia de una
crisis en el PSOE. Observando este hecho con perspectiva. ¿Cuáles fueron tus
mayores logros en política?
Una vez instalado en mi
tierra, estuve ubicado en el área de juventud del Ayuntamiento de Puertollano
antes de las elecciones de 1983. Nuestra labor fue sublime, ya que creamos la
famosa Movida Popera. Apenas había
presupuesto, así que, colaborando con Julián Gómez, trajimos grupos que en ese
momento eran poco conocidos como Alaska o Gabinete Caligari. Esta movida
adelantó a Madrid porque estos grupos pusieron su primera piedra hacia el éxito
en la ciudad industrial. De este modo, la Movida Popera se adelantó a la
madrileña. Ve venían autobuses provenientes de toda España para ver a estos
artistas.
En lo que respecta a
mis logros políticos creo que hay un balance bastante amplio: Bilbioteca de
Autores manchegos, universidades Populares, Convenios Culturales, las semanas
de la provincia, y Fenavin, la feria que dirijo, aunque en este caso de
responsable técnico y no político. Del poco tiempo que estuve en Puertollano de
alcalde recuerdo multitud de proyectos que presentamos a la comunidad
castellano manchega, y también el intento de crear unorganismo autónomo entre
las administraciones públicas y las empresas públicas de Puertollano para la
promoción económica de Puertollano. Fue napena que aquello no pudiera llevarse
a cabo.
Sin embargo, tu periplo
acabó en 1994, ¿qué ocurrió para que te alejaras del panorama político?
En mi etapa de
funcionario en el Ayuntamiento, Ramón Fernández Espinosa me propuso enfocar mi
vida profesional en la política. Ahora mismo, hubiera dicho que no, pero en
aquellos años dije que si porque la política se basaba en que la gente de
28-30-32 años debía relegar a gente que había gobernado durante el franquismo.
Fui de número tres en
las listas, posteriormente, fui elegido Diputado provincial mientras
compaginaba mi labor como teniente alcalde. No teníamos los vicios que hay
ahora. Estábamos siempre en la calle, no cobrábamos sueldos, había un
entusiasmo enfebrecido por hacer cosas, por satisfacer las ilusiones de la
gente.
Pasado ese momento
“romántico”, a partir del año 1987, la política se profesionaliza, en un
sentido regular de la palabra, y pierde este sabor bonito que tanto apreciaba.
Ya sentía que tenía poco que hacer en ella.
En 1993, era Director
General de Política Económica y Financiera, en la Consejería de Economía y Hacienda,
pero pensaba dejarlo y trabajar enla creación de un instituto de Comunicación
en Almagro y formar el germen de una faculta de periodismo. Sin embargo, la
dirección del partido me llamó para ser alcalde de Puertollano.
A pesar de estar
tanteando con dejar la política, tenía ganas de trabajar para mi pueblo, por lo
tanto, presenté proyectos prometedores para José Bono. Sin embargo, el partido
se estaba dividiendo entre renovadores y guerristas, pero yo creo que las
batallas siempre tienen un trasfondo personales.
En este caso, la gente
se decantaba entre José María Barreda y Paco Ureña, yo me decanté por este
último, fundamentalmente por cuestiones de fidelidad amistosa.
Este hecho propició que
mi estancia como alcalde fuera tortuosa. Finalmente, la gota que colmó el vaso
fue unas declaraciones que hice a la prensa. Venía de ver a mi padre al
hospital que estaba enfermo de cáncer, quedé para tomarme un café con un
periodista y solté, en tono coloquial, este comentario: “la política es una
mierda”. Me refería a tener que aguantar las guerras partidarias en aquella
situación. Posteriormente, esta persona lo publicó, en portada, en la Tribuna de Ciudad Real, como una declaración. No
quería decir que la política fuera una mierda como oficio en sí, sino por las
actitudes hipócritas y barriobajeras de ciertos políticos, y lo sigo pensando
ahora.
Aquello precipitó todo
y en ese momento decidí retirarme de la política. Ahora, con la perspectiva del
tiempo, creo que acerté en la decisión, pjues de manera profesional me he
desarrollado en múltiples facetas, incluyendo las literarias, que forman parte
de mi esencia como ser humano.
Después de tu periplo
político, compaginaste tu labor periodística y literaria con la de funcionario
hasta ahora y dirigiendo Fenavin. Este hecho demuestra lo complicado que es
vivir de la literatura. ¿Qué debe cambiar en la industria literaria para que el
oficio de escritor adquiera una mayor profesionalización?
Cuando dejé la
política, empecé a escribir en el Diario 16 de Andalucía y de Castilla la
Mancha tres o cuatro veces a la semana. Mientras tanto, preparé una tesis
doctoral sobre la política económica comunitaria. Se creó una plaza en la
diputación sobre programas europeos y la aprobé.
En ese momento, pedimos
a la Unión Europea un Centro de Información Rural Europea. Allí estuve
trabajando desde 1995 hasta el año 2000. Acabado el milenio, Nemesio de Lara me
propuso dirigir Fenavin con la finalidad de crear una feria del vino
espectacular. Los resultados están ahí en los daros de los sucesivos años,
hasta llegar a este año, que será el último que la dirija, con una cifras de
gran feria internacional, sin lugar a dudas en vino español la mejor del mundo:
2000 expositores de toda España, diez pabellones, 4000 compradores
internacionales, etc
Respecto a lo comentas
de vivir de la literatura, como se decía en mi época: “de la novela no vive ni
Cela”, a no ser que seas un best seller, y salvo algunas excepciones, puedes
llegar haciendo grandes tiradas con libros que se pueden asemejar a la canción
del verano, es decir, que nacen y mueren en ese mismo años.
De todos los libros que
has escrito, ¿cuáles consideras que son los mejores?
Te diría El sueño de la
muerte, que fue el inicio de una trilogía que publicó Hiperión, una de las más
importantes. Envié ocho o nueve poemas, les encantaron y me los publicaron.
Está hecho con la finalidad de que después de la muerte, el poeta recuerde su
paso por la vida.
El segundo sería La
gloria al rojo vivo, que fue el primer libro que se publicó de literatura
deportiva sobre la victoria de España en el Mundial de 2010. Escribía, y
escribo, en Marca y propuse hacer un diario sobre la estancia de la selección
en Sudáfrica y si España gana el Mundial o llega a la final si se publica a los
dos días.
Cuando jugamos la final
y ganamos, en vez de irme a celebrar la victoria, me fui a la buhardilla a
escribir el capítulo estrella y ese mismo martes, ya estaba publicado y
distribuido por toda España. Incluso recibí la llamada de Vicente Del Bosque
por la realización de este libro. El
otro es Cuarenta latidos. Se trata de un relato filósofo sobre la metáfora de
la vida publicado por otra gran editorial como es Endymion.
Viendo el tremendo
éxito del libro La gloria al rojo vivo,
¿crees que la literatura deportiva tiene futuro a nivel comercial?
Pues sí, hoy en día
Homero escribiría su Iliada sobre el Real Madrid y el Barcelona porque comparte
características con la mitología, por ejemplo, dioses y rivalidades.
A día de hoy, sabiendo
que tu jubilación está cerca ¿qué proyectos literarios tienes en mente, quizás
incidir algo más en el género dramaturgo?
En este momento, estoy
cerrando con un libro de poemas que marcará el fin de mi etapa poética y a
finales de verano acabaré una obra de teatro. Además, estoy trabajando en un
nuevo programa para Mediaset después de mi proyecto “España mira a la meca”, y
tengo entre mis obsesiones trabajar cuantgo angtes en una novela. Pero todo,
poco a poco y cerrando cosas.
Para finalizar, ¿cómo
ve el periodismo local, es decir, qué joven promesa puede aparecer en el olimpo
junto a otros periodistas reconocidos como Manuel Valero, Santos González,
Julián Gómez o tú mismo?
Ahora mismo solamente
conozco a la gente de toda la vida. Conozco a los dos Julianes –Gómez y
Camacho- que apostaron para que Puertollano no sea un desierto informativo,
gente a los que la localidad les debe un merecido homenaje.
Creo que surgirán otros
periodísticos y escritores.