La quinta temporada de la Fórmula E dio su pistoletazo de salida en el día de ayer. Esta edición será especial, ya que la normativa ha cambiado radicalmente. Los monoplazas podrán competir sin cambiar de monoplaza a mitad de carrera, tendrán más anchura, halo para evitar tragedias como la que pudo sufrir Leclerc en el Gran Premio de Bélgica que cambiará de color por el Fanboost o modo ataque (lo pueden recibir de 3 a 5 pilotos).
Además, se ha rizado el rizo incluyendo nuevas marcas como es el caso de BMW en el equipo Andretti o Nissan como sustituto de Renault E-Dams y ex pilotos de Fórmula 1, tanto veteranos como Felipe Massa en el equipo Venturi y jóvenes que buscan enfocar su carrera deportiva en otra categoría como Pascal Wehrlein en Mahindra o Stoffel Vandoorne en HWA RACELAB (estructura que preparará el aterrizaje de Mercedes en la Fórmula E).
Claro, no solo el campeonato ha pasado de estar formado únicamente por equipos con motores Mclaren a que Audi, BMW, Nissan, Jaguar y Mahindra, sino que la igualdad de prestaciones y la abundancia de trazados urbanos implican que las manos del piloto sea fundamental.
Por lo tanto, se puede ver fácilmente el talento del piloto y percatarse de que hay nombres que no han merecido dejar la Fórmula 1 por la puerta de atrás como son Nelson Piquet JR, Vergne, Buemi o Di Grassi.
Otro aspecto importante es que los nuevos equipos se ponen a la altura de los mejores sin demasiadas dificultades y el ejemplo más evidente fue la victoria de Da Costa en el E-Prix de ayer que significó el debut de BMW en la Fórmula E, mientras que Audi, subcampeón en la temporada pasada, no pudo incluir a ninguno de los monoplazas entre los cinco primeros.
Sin duda, la igualdad, la diversidad de monoplazas y la dificultad de los trazados provocan que sea considerada una de las mejores categorías automovilísticas. Sin embargo, ¿por qué no llega a tener tanto prestigio como la Fórmula 1? Por la falta de pilotos que combinen talento y carisma.
¿Qué significa esto? Pues que la llegada de pilotos como Fernando Alonso, Daniel Ricciardo, Kimi Räikkönen o Carlos Sainz harían más atractiva esta categoría porque competirían los mejores del mundo en un certamen lleno de igualdad y por lo tanto, mucha más gente empezaría a ser consciente de que el mundo del motor no solo es la Fórmula 1.
Sabiendo esta hipótesis, es necesario preguntarse lo siguiente: ¿cómo podría aumentar la popularidad de la Fórmula E? Pues es duro decirlo, pero siempre y cuando siga disminuyendo el espectáculo de la Fórmula 1, es decir, si las carreras siguen compuestas por seis pilotos que se disputan los podios y 14 restantes que luchan por una octava posición y para colmo, el dinero suele mandar más que el talento, véase el caso de Force India que ha dejado a Ocon sin asiento, los ingredientes para hacer un plato perfecto van a ir a parar a otro restaurante, que en este caso es la Fórmula E.