Capítulo 48: "Disfruta el momento"

Miriam y yo nos asombramos porque el palo casi se me clava en el ojo. Me levante para quejarme de sus actitudes. En ese momento vi a Jade con su familia, ella me pregunto: “¿Qué tal?, ambos les dijimos que bien, pero ella no es tonta y se percató que tenía unas inmensas ganas de irme a mi casa.

Luego, cuando nos marchábamos rumbo a unos futbolines, le mande un whassap para ver si podía hablar con ella. Ella como me conocía perfectamente, preguntó ¿Qué pasa, que te arrepientes de haberte ido con ello? Pues mi padre y mi tio Juan me dijeron que como no te habías venido con nosotros. Te habrías divertido tanto como en la Warner.
La verdad es que deseaba irme mejor con ellos. Solo había ido dos veces con su familia, pero me había sentido cómodo. Se cachondeaban de todo y por todos, pero te divertías y me acogieron bien. Lo mejor de ellos era su autenticidad, ya que se podía tener cualquier tema de conversación con ellos, como el arte de hablar sobre mierda (de ahí mis entradas de mierda como “la pasta de dientes gratis”).
Sin embargo, me daba cosa que el grupo se uniera a su familia, además, semanas atrás le promeíi a Abel ir a la feria con él y echarnos unos bailes en las casetas. Por tanto le conté a Jade la situación en la que me encontraba. Con naturalidad y disconformidad, me dijo que Abel, Miriam y yo nos podíamos haber ido con su familia. Al ver su respuesta, Miriam  me llamo tonto por no haber pensado eso antes y así no estar solos en toda la quedada en sí.
Cuando nosotros estábamos distanciados físicamente  del resto del grupo, Armando se quejó, ya que hablábamos entre nosotros. Cuando por fin llegamos al futbolín, Abel y yo tuvimos la mala suerte de perder contra Armando y Ainara por paliza. Los dos fuimos al baño para mear y ahí Abel me confesó con preocupación: "Sergio, tengo que decirte una cosa, pero no digas nada. Alguien me ha dicho que me quieres quitar a Miriam. Imagino que sabes quién lo ha dicho, pero no digas nada, es secreto".
Se lo chivé a Miriam y dijo con sarcasmo: "si claro, estamos juntos, menudos cuernacos tiene Jade, es que no puede entrar por la puerta de su casa". Las risas fueron monumentales y de repente, vi una gran cantidad de miradas serias.
Tal era la incomodidad del ambiente, decidí irme y aclarando que nos veríamos dentro de dos semanas porque me iba a Córdoba para ver a un viejo amigo. Carolina, muy curiosa, me pregunto que quien ya que conocía a varios, yo le recalqué que era Ramón Tapiador.
De repente Ainara pregunto: "¿ese es el chico que estaba callado en la comunión de tu hermana". Yo asentí a tal pregunta.
Salí temprano a las 9 am, me puse de copiloto porque mi padre quería enseñarme lo que hacía mientras conducía, ya que había suspendido dos veces el practicó. Llegue sobre las 11am, dando tiempo a jugar a un FIFA y a Pokémon gracias a los simuladores móviles que usábamos para recordar nuestra infancia con el esmeralda o verde hoja. Después comimos en el Pomodoro, un restaurante  italiano de variedad y barato, por lo que elegí una pizza proscuitto. Iniciamos una conversación de cotilleo e interesante sobre nuestros antiguos compañeros de clase como Juan Manuel Zafra, el superdotado de clase que se unió a una cofradía del prendimiento y a una asociación franquista; o Jaime Moya, el abusón de clase que me enfrente en el último curso de primaria era ultra neonazi del Córdoba…etc.
Pero de quien me interesaba más de tener noticias era de una chica  morena, bajita, de pelo corto y rizado y su sonrisa que me tenía cautivado desde 5º Primaria hasta que me vine a mi ciudad de nacimiento. Su nombre llamada Manuela Rincón. Ella era la más popular y a pesar de que era más pringado teníamos relación hasta 3º de Primaria desde que la defendí porque Juan Manuel Zafra la empujó.
Nuestras madres tenían bastante relación y mi cometido era avisarle de los deberes del colegio cada vez q faltaba, ya que la madre se ponía de parto hasta que llegó a tener 7 hijos. Pertenecen a la secta de los "kikos", la cual  incita tener tantos hijos como mande Dios nuestros señor y parece que Manuela. Al parecer,  ella se casó en agoto de 2016, cuya boda fue concertada.
Este hecho me hizo reflexionar sobre que habría sido de mí si me habría quedado en Córdoba. Si hubiera luchado por ella, estaríamos emparejados, casado con menos de 20 años y  con unos niños correteando por la casa, por lo que se destruiría mi sueño de ser profesor de historia.
En cambio, estoy con Jade que es campechana, humilde, no piensa casarse ni tener hijos, no le gustan los compromisos familiares, vamos, para ella, lo suyo es ver a la familia una o dos veces al año. Es atea, quiere su espacio, sus regañinas calan tanto como las charlas que daba Luis Aragonés en la Eurocopa 2008. ¿Qué hubiera salido más rentable, estar con mi amor platónico, o con Jade? Pues la respuesta es clara y contundente, sin duda Jade.
Jade es una persona que me da espacio para buscar mis metas personales y prefiere vivir la vida conmigo, no me trata como si fuéramos un matrimonio que lleva 20 años casados y sobretodo, estuvo ahí al pie del cañón desde que me encontraba en mis peores momentos. 
Pienso que la persona que te quiere de verdad está contigo en tus horas más bajas mientras que la persona que te quiere no está a tu lado cuando das tu mejor versión.