Capítulo 45: Disfruta el momento

Ainara empezó a sonreír sarcasticamente y dijo: ¿tu que crees? ¿tu sabrás si eres un falso de mierda?"
Javier sonrío sarcasticamente y dijo: "habló quien de repente se inventa que le gusta un chico para poner celoso a Saúl".
Marina, totalmente furiosa, dijo: "¿pero tú quien narices te crees que eres para hablarnos así? Tu eres un cabrón, me rechazaste, dijiste que no porque no querías nada con nadie y le pides un mensaje a Amanda cuando solo te quiere por lo mismo que acusaste a Ainara. Eres un hipócrita.
Javier se quedó KO, pero necesitaba decir algo, estaba quedando en evidencia, y no solo delante del grupo, sino de toda la gente que estaba cazando Pokémon en la plaza del Ayuntamiento. Así que pasó a la acción y dijo: "yo te dije que no quería estar contigo, fui sincero, pero no tengo por qué contar mi vida privada a alguien. Y a mi no me digáis falso porque sois unas liantas, ¿como se os ocurre inventar que Amanda quería salir conmigo para poner celoso a Oscar.
En ese momento, Amanda se sintió halagada, pero a la vez aterrada. Por un lado, vio que había alguien que ponía la mano en el fuego por ella, sin embargo, estaba  a punto de perder a sus dos mejores amigas porque le habían traicionado, ya que nadie debería haber sabido que Javier era la llave para poner celoso a Óscar y se habían chivado, además, conocía bien a Marina y el hecho de haber tonteado con su objetivo le iba a dar consecuencias. 
Pero claro, si desde un principio sabían que ella iba a ejecutar esta estrategia y Marina estaba pillada por Javier desde que dejó a Abel, la amistad no debería influir, así que había que quitarse la careta y decirle toda la verdad a Javier. Se sentía mala persona por darle esperanzas al muchacho y más aún cuando él una de las personas que iba todos los días a verle cuando estuvo en cama por las piedras que tuvo en el riñón.
Se armó de valor, puso el cuerpo recto, le miró a los ojos y le dijo: "si, he sido yo, lo siento, quería recuperar a Óscar y no se me ocurría otra cosa que darle celos. Abel estaba con Marina, Luis es gay, Carlos y Armando luchan por Ainara y Sergio está con Jade, eras el chico ideal para mi plan".
Javier se sentía muy frustrado porque nunca está tranquilo en el grupo de amigos, siempre le meten en líos sin comerlo y ni beberlo, y en todos ellos estaba mi prima. Estaba a punto de llorar, él solo quería divertirse, ya sea jugando al futbolín, cazando Pokémon o apostando a la ruleta del Sportium, y no ser un personaje más de la serie juvenil "Física o Química".
Salió corriendo porque no quería saber nada de ese grupo. Necesitaba desahogarse, en primer lugar, se paró en el colegio "Gonzalo de Berceo" a llorar porque cuatro peleas en un año no eran fáciles de digerir, primero con Armando, luego Ainara trató de liarse con él para poner celoso a Saúl, luego Josué le dijo que era un muerto en Ciudad Real y Amanda, una chica que quería, se la coló bien colada.
Después de haber soltado todas las lágrimas que retuvo cuando Amanda le dio la bofetada de realidad, me llamó al móvil. En ese momento estaba recogiendo la mesa a toda velocidad para seguir viendo la final de la Supercopa de Europa entre el Sevilla y el Real Madrid. Justo cuando recogí, fui corriendo al sofá del salón a seguir viendo el encuentro. Nada más sentarme, Sergio Ramos concedió un penalti a favor de los hispalenses que transformó Konoplyanka.
Mientras escuchaba decir a mi madre: "que se jodan los chulos del Real Madrid", mi móvil empezaba a sonar. Temía que fuera Abel porque se estaba convirtiendo en un tertuliano deportivo al puro estilo de Cristóbal Soria, es decir, quejarse del Real Madrid aunque ganara 4-0 todos los partidos de liga, y sobretodo, dar por muerto al equipo blanco o a la selección olímpica cuando no había acabado la competición.
Sin embargo, como bien dice mi novia, soy el tío más masoca del mundo y me va discutir sobre fútbol y razón no le falta porque me encanta hablar sobre estos temas, y sobretodo, dejar retratada a la gente que dice tonterías, y me da igual que sea mi mejor amigo. Así que, cogí el móvil y dije: "Abel tío, perdemos 2-1, pero no des por muerto al Madrid que dices tonterías y al final quedas como el culo".
Esperaba una contestación a gritos porque Abel también se emociona cuando habla de fútbol, pero escuché lo siguiente: "Sergio, tío, que soy Javier, ¿puedes quedar ahora que quiero contarte una cosa?".
La verdad es que me encanta ayudar a mis amigos, y mira, lo voy a reconocer, me van los cotilleos, pero claro, las finales de fútbol son sagradas para mí, así que no sabía si salir o no. Así le dije que si salíamos, era para irnos al bar "El Bomba" que se sitúa en la Calle Gran Capitán porque quería ver el final del partido. 
Me vestí a toda prisa y empecé a esperar a Javier en la terraza. El muchacho tardó lo suyo en salir de casa como de costumbre, y eso que vive a una calle del bar. Si llega a vivir en el barrio de las 600, hubiera estado esperando hasta las tantas de la madrugada. Cuando llegó al bar, Sergio Ramos marcó en el minuto 93, por lo que el equipo blanco forzó la prórroga.
El éxtasis fue brutal, ya que la mayoría de la clientela era madridista. En ese ambiente de alegría, Javier me contó todo lo que había ocurrido y lejos de consolarlo como hice cuando supe que Armando no le dirigía la palabra por sus celos enfermizos, le dije lo siguiente: "tío, te lo tienes merecido, mira que te avisé de que eran unas liantas y te iban hacerlo pasarlo mal". "Tienes lo que te mereces".
No discutió conmigo, al revés, me dio la razón: "lo se tío, tienes razón, veo que siempre me toca aprender por las malas". "Pero bueno, vamos a pensar en pasarlo bien, ¿salimos el sábado con el grupo?". Yo le dije que vale, pero que no llamara al grupo de mi prima. 
En principio, lo prometido por él se hacía realidad porque solamente estábamos Carolina, Abel, Armando, Javier, Jade y yo. Miriam no vino porque estaba en el hospital haciendo compañía a su abuelo que pasaba sus últimas horas de vida, Raúl ya se había ido al ejército, concretamente al Puerto de Santa María y Luis nos llamaría al final de la noche porque tenía actuación con la asociación folclórica "Fuente Agria".
Empezamos la primera ronda de futbolín y mientras jugábamos, Javier me dijo que vendría su amigo de la infancia Jesús María. Todos aceptamos la presencia de este chico. Solamente había quedado dos veces con él y me pareció un muchacho majo con el que se podía hablar de todo. 
Vi que tenía un poco de pluma, pero cuando quedaba con Javier se comportaba como un hombre que derrochaba testosterona por los cuatro costados, lo que hacía dudar sobre si le gustaban los hombres y las mujeres. Le dijo que llamaría a Armando, ya que el móvil de Javier estaba en casa porque no se había cargado correctamente.
Cuando acabamos la partida de futbolín, sonó el móvil de Armando, por lo que todos esperábamos que fuera Jesús María para localizarnos. Sin embargo, la decepción llegó al grupo cuando en vez de ver pasar al amigo de Javier por la puerta del "Zafiro", entró el grupo de Ainara.
En ese momento, Javier y yo dejamos de jugar y nos fuimos a la mesa a tomarnos una Radler mientras Armando echaba sus partidas. Ainara llamó a uno de sus pretendientes, y Armando fue hacia ella con la ilusión de recibir buenas noticias. Pensaba que recibiría un elogio por su parte, por ejemplo, que iba a valorar su lealtad hacia ella ya que traicionó a Javier para ganar puntos o que ha visto como ha cambiado porque está asumiendo con deportividad el duelo que tiene con Carlos para conseguir a su amada.
Fue con una sonrisa y dijo: "¿Qué quieres cariño?", "Armando, no estoy para tus tonterías, la que quiere hablar contigo es Marina".
Armando preguntó: "¿Qué quieres?".
Marina respondió: "pues que le digas a Javier que es un falso de mierda, que se vaya a tomar por culo y que no me dirija la palabra en lo que queda de vida".
Armando asintió con la cabeza y preguntó a mi prima: "¿que pasa, que me queréis solo para el interés?, joder, espero algo por tu parte, solo quedas con Carlos y a mi me tienes como confidente, estoy haciendo un esfuerzo por cambiar y no recibo nada por tu parte".
Ainara respondió: "osea, que solo cambias por mí y sin que salgas de ti. Estás demostrando que sigues igual y si piensas tan mal de mi, quizá no merezca la pena darte la segunda oportunidad que te estoy dando". "Tú sabrás lo que haces".
Armando no respondió, se sentó solo en la barra con una cara de amargado y mirando al infinito. En ese momento, Jade salió del baño y vio la cara de preocupación del muchacho. Así que, se dirigió hacia mi y me dijo: "Choca perrito, mira que amargado está Armando".
La verdad es que ese pensamiento de Jade es cruel, pero estaba harta de ver como le miraba mal en todas las quedadas, se comportaba como un camaleón porque adoptaba diferentes actitudes según la persona y encima era una persona posesiva. 
No cree en Dios, pero si en el Karma, es decir, que uno da lo que recibe o lo que es lo mismo, "causa y efecto", y la actitud de asqueroso, sus cuchicheos mientras estaban mi prima y ella con él y sus celos tenían que tener alguna consecuencia y hoy estaba empezando a pagar la factura por sus errores.
Abel se percató de ese sentimiento de alegría de Jade y por temor a un nuevo follón dijo: "chicos, ¿porque no damos una vuelta y elegimos el sitio para cenar?". Por sorpresa, la mayoría dijo que si, pero no queríamos que se vinieran Ainara y compañía por sus cuchicheos, por hablar en clave en nuestra cara y por las movidas que ha habido en el grupo desde que vinieron.
Carolina y yo optamos por no decirles nada para no causar problemas, pero Abel estaba harto de callarse, así que se situó en el centro del grupo y  gritó como si estuviera de ultra en el Frente Atlético: "Chicos, que molestáis". Marina y Ainara se percataron del mensaje y miraron a Abel. Carlos dio un paso al frente.