El cáliz de la fama, un regalo envenenado

La geografía española será testigo de una muchedumbre de fiestas que animarán los corazones de los municipios más despoblados. De este modo, grupos musicales que realizan su labor cultural por pura pasión tienen la oportunidad de lucirse ante artistas de gran calibre y por lo tanto, atraer a ojeadores que trazan caminos hacia el éxito.

Es bien sabido que el 100 % de los aspirantes no logran el éxito deseado, pero si hay casos esporádicos e inesperados que realizan un camino más que envidiable. Dicho procedimiento tienta a los productores en sus creaciones para alimentar el estado de forma de la gran pantalla o de Netflix. 

La película británica Yesterday en homenaje a The Beatles y la serie española 45 revoluciones retratan cómo las épocas gozan de paralelismos a la hora de lograr la fama que miles de ciudadanos desean en en este mundo. Los contextos pueden ser diferentes en función de la censura que azote el gobierno de turno y el trasfondo personal que aceche en el protagonista de su propia historia.

Habiendo analizado el procedimiento seguido hacia la fama, debemos considerar que la llegada la misma supone la apertura de una gran cantidad de debates. ¿Debería ser duradero el ritmo de vida que lleva un artista de talla mundial?, y sobre todo, ¿tiene que estar tan desvinculado con los trasfondos personales?

Muchos soñadores desean sentir el calor de la multitud gozando de felicidad con una música de época mientras copan las portadas de todos los periódicos. Este hecho propicia que su recompensa económica resulte satisfactoria. Sin duda, la gran renumeración de los artistas internacionales es merecida, ya que se necesita ensalzar como se merece las obras culturales que no paran de nacer.

Sin embargo, la fama puede suponer el aumento interesado de terceras personas o sacrificar algunos aspectos de la vida como es el amor. La película Yesterday acertó a la hora de expresarlo en su argumento. Quizás se trate de un precio caro a pagar, y no solo por el trasfondo personal, que depende en gran medida de tus circunstancias personales, sino por el estrés que supone la fama.

Pasas de ser un personaje público que pierde la intimidad, lo que te obliga a mostrar la mejor cara ante tus admiradores independientemente del estado de ánimo que goces en esos momentos. Sin duda, se trata de una de las caras más amargas de la fama y tener el máximo reconocimiento en tu disciplina.

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Imagen de: "El televisero"

Uno comprende que el impacto mediático genera ventas en tus acciones intelectuales. Sin duda, resulta positivo y uno es consciente cuando vivencia cómo músicos poco acordes a los tiempos actuales no tienen un reconocimiento acorde a su talento debido al impacto de la prensa. 

Eso sí, parece que no tenemos término medio, ya que unos quedan en el olvido más absoluto, mientras que otros no tienen un ápice. Además de haber mencionado anteriormente el agobio por la presencia de la multitud, podemos señalar que esta acción contiene un mensaje devastador. ¿Por qué la genialidad de alguien genera locura insospechada en sus admiradores?

Cómo comentó Gustavo Adolfo Bécquer en su obra poética, todos llevamos un genio dentro. Quiénes lo encuentran, tienen el camino hacia el éxito en la vida. La gente que llega a la excelencia en su especialidad, sea más o menos popular, merece ser admirada, pero la pasión desmedida puede generar locura. No solamente empiezas a desprestigiar ciertas labores para ensalzar otras determinadas,  sino que estás explotando la imagen de esa persona.

Tirando de dichos populares españoles, podemos decir que "lo poco gusta y lo mucho cansa". Lo podemos aplicar en el ámbito musical y mayormente, en gente joven. Sumerges tu juventud como mono de marca en manos de hienas tal y cómo le ocurrió a Marisol en la España franquista.

Además, siguiendo una sabia reflexión del técnico catalán Pep Guardiola, el aplauso debilita. Ojo,  no solamente puedes verte perjudicado por la bajada de rendimiento, sino que puedes atraer sin ningún tipo de tapujos el lado oscuro de la vida misma. Los casos más contundentes son los de Elvis Presley, Kurt Cobain o Michael Jackson, tres genios musicales en los que el alcohol se los llevó por delante.

Uno es consciente que analizar el tema del cáliz de la fama en una entrada equivale a una tarea faraónica. Se necesitaría desglosar una gran cantidad de casos que se han dado a lo largo de la historia para que mi humilde opinión adquiera una mayor solidificación. Mientras tanto, podemos sacar las siguientes conclusiones:

- Incrementar el valor de la vida personal del artista que cada día, triplica su agenda personal y/o profesional.
- Gusta el reconocimiento, pero si su admiración no llega a ser excesivamente idealizada.
- Ser un genio musical no le da carta blanca para realizar lo que le venga en gana.