Jesús Gil, el estandarte de la putrefacción social

La plataforma HBO ha lanzado al público una serie de documentales enfocados en la vida de Jesús Gil, uno de los empresarios y políticos más mediáticos de los años 90. Toda persona que vivió intensamente la actualidad informativa de la última década del siglo XX no quedó indiferente ante este personaje castellano leonés.

Para quiénes no lo sepan, Jesús Gil es un hombre de negocios que se dio a conocer en este país por haber sido el principal responsable del derrumbamiento de un comedor promovido por él en Los Ángeles de San Rafael allá por 1969. 

Su don de gentes provocó que Franco le indultara del delito de homicidio y siguiera en la batalla de los negocios en el país. Ese hecho permitió llevarse al bolsillo a Vicente Calderón para que el Atlético de Madrid hiciera la pretemporada en su tierra, Los Ángeles de San Rafael.

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Posteriormente, el fallecimiento del propio Vicente le catapultó a la presidencia. A pesar de su falta de conocimiento cultural, su marketing basado en fichar a la estrella Paulo Futre le permitió ganar por goleada a otra candidatura, la del ex ministro de sanidad de UCD llamado Enrique Sánchez de León.

Sin duda, llegó en un momento vital para un equipo que sufría quiebra. Fichó a estrellas como Schuster, Goikoetxea, Simeone o Pantic de su propio bolsillo. Para compensar esa pérdida, eliminó gran parte de las categorías inferiores, en las que se encontraba un tal Raúl González Blanco.

Viendo que ya tenía amarrado al equipo colchonero, dio el salto a la política para buscar la alcaldía de Marbella con el partido GIL. Su afán de llamar la atención atacando a otros grupos políticos, vendiéndose como víctima y sobre todo, haciendo todo lo que esté en su mano para que la prensa difundiera todos sus movimientos.

Dichos movimientos carecían de ética, ya que la malversación, las ofensas continuas a sus detractores y sobre todo, los sobornos estuvieron a la orden del día en el municipio malacitano. Para colmo de los males, gozaba del clamor popular de la gente, ya que era tratado como grandes personajes de la televisión como Antonio Recio (Jordi Sánchez) o Mauricio Colmenero (Mariano Peña). 

Algunos ejemplos fueron sus declaraciones xenófobas hacia algunos de los numerosos entrenadores, su famoso puñetazo al gerente del Compostela,  que destituyó o apariciones en televisión rodeado de mujeres en bikini. 

Finalmente, como a todo cerdo le llega su San Martín, su presencia física que va al son de su legalidad desapareció en mayo de 2004 a consecuencia de sus problemas de salud en pleno proceso judicial por sus maquiavélicas prácticas burocráticas.

Cómo podéis comprobar, Jesús era una persona que se caracterizaba por su picaresca y su afán de no rendirse. De este modo, se ganó todo el marketing que se necesita para triunfar en política. Podemos lanzar muchas pestes sobre su paso en este modo, pero tirando de objetividad, podemos decir que ostenta cualidades que necesita toda persona para realizar grandes obras.

Goza del carácter quijotesco que uno necesita para cumplir grandes sueños que no era otro que hacer de Marbella un espacio turístico europeo de referencia y sobre todo, tiene la capacidad de solventar situaciones límites, lo que propició el rescate de un arruinado Atlético de Madrid.

Sin embargo, los medios para lograrlo carecen de moral, ya que la manipulación y la ilegalidad fiscal fueron disparatadas y la gente se tomaba estas prácticas como una situación cómica de Aquí no hay quien viva. 

Por lo tanto, podemos catalogar a la gente que le dio audiencia, a las líneas editoriales que no fueron duras con el propio Jesús y sobre todo, a todo periodista o cargo público que se dejó vender por una puñado de cochinas pesetas.

De este modo, podemos decir claro que el fenómeno Jesús Gil fue la metástasis del cáncer que sufre una política española en la que ser la popularidad política lo define si sabes ensalzar tu propio ego narsicista.

Servidor y muchos otros escépticos esperan que este documental abra conciencias sobre los actos que llevan a la putrefacción política social y así, buscar a un referente político y social que nos guíe hacia un panorama más esperanzador para todos.