La selección española pasó con
nota el último test antes de iniciar la semana la verdadera competición. El
rival fue ni más ni menos que la subcampeona mundial, Japón, que no pudo pasar
del empate a 1 ante el combinado rojigualdo.
Todo parecía indicar que el
encuentro iba a ser un intercambio de golpes debido a las propuestas ofensivas
de ambos conjuntos, sin embargo, la solidez defensiva española y la falta de
decisión de la misma delantera provoco que las ocasiones escasearan.
No obstante, una mano de Ichinese
en su intento de despejar un balón le otorgó a España la primera oportunidad
para ponerse por delante en el marcador desde el punto de penalti. Jenni
Hermoso no decepcionó desde el punto de penalti, hecho que propició un adelanto
de las líneas por parte de las japonesas.
A pesar del asedio nipón, la defensa
se mantuvo bien posicionada, pero duró hasta la breve parada en los vestuarios.
Una vez iniciada la segunda parte, la alta presión española volvió a hacer
mella, esta vez con nuevas jugadoras como Leila, Bonmatí, Guijarro, Nahikari o
Lucía, pero el orden táctico japonés permitió que no se aumentara la brecha en
el marcador.
De un posible 2-0 por lo visto en
el campo se pasó al 1-1 gracias a un centro de Sugita tras un saque de banda
para que Sugusawa cabeceara en plancha y pusiera las tablas en el electrónico.
Lejos de haber dejado tocadas a
las españolas ese gol por haber tenido lugar en los minutos finales, no dudaron
en ir a por el encuentro. Una prueba de ello fue el disparo lejano de Guijarro
que fue despejado por la meta Akaya y el rechace de ese mismo despeje tampoco
fue solventado por Mariona.
Al final, empate a 1 y por tanto,
otro gran resultado logrado por la selección ante una de las aspirantes al
título. De este modo, los de Jorge Vilda demuestran que tienen calidad para
competir con cualquiera. La duda es: ¿el
juego de posesión será premiado en un torneo en el que se premia el puro
resultadismo? La primera respuesta la tendremos el sábado a las 18:00 ante
Sudáfrica.