La retirada de Fernando Alonso de la Fórmula 1 propició el gran debate: ¿quién sería el sucesor del asturiano en este deporte? A día de hoy, parece claro que es Carlos Sainz, aunque no tenga ni de lejos el impacto mediático del piloto asturiano. No obstante, hace una década, el debut de Jaime Alguersuari a los mandos de un Toro Rosso hacía entrever que el relevo generacional en el "Gran Circo" estaba asegurado.
Nada más lejos de la realidad, en 2011, justo después de haber realizado su mejor temporada, fue víctima de los despidos de Helmut Marko. Lo peor de todo es fue relegado a finales de temporada, justo cuando los asientos estaban prácticamente decididos a pesar de haber ido progresando cada año en los que condujo para lo de Faenza.
Además, optó por rechazar una oferta de Lotus, equipo que un año más tarde ganó una carrera y logró podios, para seguir en Toro Rosso con la esperanza de ascender al primer equipo a corto plazo, ya que el cambio generacional lógico es apostar por un piloto de futuro antes que otro veterano como Webber que no tardó en retirarse.
Sin embargo, ese cambio de decisión hundió su carrera porque no tenía hueco en el proyecto de HRT y años más tarde, cerró su garaje para siempre y para colmo, los patrocinadores le privaron de competir en Force India. Su ímpetu por intentar forjarse una trayectoria brillante en el mundo del motor le hizo participar en la temporada inaugural de la Fórmula E, pero con más inercia que esperanza, cambió el olor a gasolina por el de la música.
Su arremetimiento contra todo el paddock que rodea la Fórmula 1 puede ser duro y le otorgue fama de prepotente, pero si se olvida las actitudes de Jaime y se trata de analizar el problema, se puede llegar a la conclusión de que Alguersuari no mereció la expulsión del equipo.
Para empezar, solamente tenía 21 años y su progresión era ascendente. Hay que reconocer que no tenía la chispa de Hamilton, Alonso o Verstappen, pero había demostrado estar a la altura de la competición, sobre todo a la hora de leer carreras locas como las de Canadá y dio gotas de calidad a una vuelta.
Su relación con Helmut no fue la más adecuada y una prueba de ello fue la discusión que tuvieron después de los Libres del Gran Premio de Corea por no haber dejado pasar a Vettel cuando el español rodaba en vuelta rápida.
En "mi humilde opinión", ese hecho fue el detonante de la crónica de un despido premeditado porque su posible ascenso al primer equipo hubiera supuesto más competencia de la que generaba Webber y dos titulares en un mismo garaje campeón no son buenos consejeros, o sino que se lo pregunten a Alonso y Hamilton.
Por lo tanto, el mito de "Toro Rosso es una cantera y si no cumples las expectativas, te vas por la puerta de atrás" se desmorona si te das cuenta que Ricciardo y Vergne eran más mayores que Jaime y si ascendió el australiano cuando no le quedó más remedio a Marko por la retirada de Webber y cosechando resultados parecidos a los del español.
Este caso no ha sido el único puesto que Carlos Sainz ha tenido el honor de darle a Toro Rosso la mayor cantidad de puntos en su historia y respondió las expectativas en Renault, pero su asiento en Red Bull fue a parar para Pierre Gasly en su segunda temporada y a años luz de Verstappen. ¿Qué conclusión se puede sacar?
Que el curso natural del programa de jóvenes pilotos se cumple en función de la estrella protegida, antes Vettel y ahora Verstappen. Están en su derecho de tener un jefe de filas, pero entonces deben buscar a un perfil de piloto menos rápido y más obediente y Ricciardo, Sainz o Alguersuari no destacan por ser sumisos.
Eso sí, Jaime no se queda libre de culpa porque por muchas puertas que se le hubieran cerrado por Don Dinero, se retrató como un piloto hecho por el deseo de ganar y de lograr fama, y no por su vocación competitiva porque si mostrara su amor por este deporte como Button o Alonso, hubiera competido en otras categorías y por ello, hubiera dado a conocer la velocidad que llevaba dentro. Además, ¿quién sabe si hubiera vuelto a recibir la llamada de la Fórmula 1 como le ha ocurrido a Buemi con Toro Rosso?
En definitiva, las altas esferas de Red Bull aplican el programa a su imagen y semejanza y Alguersuari no mostró una actitud digna de un piloto con gasolina en las venas. Es digno de admirar su honestidad, pero también se le puede recriminar su actitud inmadura.