La pederastia es uno de los delitos que más han revuelo han causado en la sociedad española al haber salido a la luz casos de abusos de menores durante los últimos años. El País anunció en el día de ayer que la Generalitat catalana tapó los tocamientos del sacerdote Josep María Font en una escuela de Cabra del Camp.
No es el único caso que impera en este país, ya que según La Vanguardia, Joaquín Benítez, maestro de Educación Física, ha recibido 17 denuncias por haber cometido felaciones y masturbaciones sobre los alumnos en los Maristas de Barcelona.
Mientras que la justicia va más lento que un tren Media Distancia a la hora de condenar los abusos cometidos sobre los niños, los artistas reciben su cita judicial a la velocidad de la luz si se les ocurre manifestarte ante las injusticias cometidas por las instituciones eclesiásticas y política.
El último caso es el del pintor y escultor pamplonés Abel Azcona que fue citado a declarar el martes 5 de febrero en el tribunal barcelonés por haber cometido un "delito contra los sentimientos religiosos".
¿Cuál es ese supuesta acción que le ha llevado a los tribunales? Pues simplemente escribir "pederastia" con ostras sagradas en un antiguo convento de Berga (Barcelona). La reacción del propio Abel ha sido la de no presentarse a declarar relacionando la desobediencia "a la libertad".
Este acto de rebeldía no ayuda a mejorar su situación porque los poderosos tienen la sartén por el mango y suele ser peor el remedio que la enfermedad. Sin embargo, es necesario preguntarse si su acto de rebeldía profana los sentimientos religiosos.
Hombre, una cosa es cometer actos vandálicos sobre un templo religioso y otra muy distinta es protestar pacíficamente sobre uno de las realidades que impregna negativamente la reputación de la Iglesia católica.
Formar la palabra pederastia con ostras sagradas no es perjudicial, pero claro, vivimos en una sociedad en la que los juicios por corrupción, asesinatos o violaciones duran más que la cola de la caída libre en la Warner mientras que "cagarte en Dios" o sacar el humor que llevas dentro supone ser tratado como un mero delincuente.
Uno acaba hasta la coronilla cuando actos tan insignificantes son condenados de esta manera. A ver, pequeños ofendiditos, ¿de verdad que montáis tanto revuelo ante simples manifestaciones y luego tenéis el valor de manifestaros en contra de la "ley Mordaza"?
¿Qué pasa, que nuestro enfado tiene lugar solamente cuando se critica algo que perjudica a vuestras creencias? Sinceramente, el día que se sepa distinguir las protestas que no hacen daño de las faltas de respeto y sobre todo, que la moralidad de la gente sea directamente proporcional a la manera de hacer justicia, el progreso social va a ser espectacular.