He empezado mi tercero de Magisterio de Educación Primaria, aunque debería estar en mi último año de carrera, ya que tuve que repetir primero porque mi primer curso fue tan bueno como la economía española después de que estallara la burbuja inmoviliaria.
En estos cuatro años he recibido una gran cantidad de comentarios burlescos hacia mi carrera como: "Magisterio es un PCPI", "Magisterio es pinta y colorea", "en matemáticas pintáis el 2 y lo coloreáis para que quede bonito", "¿qué hacéis en clase, cantar?"
Mucha gente de la carrera se ofende ante estos comentarios, alegando que se falta el respeto a lo que estudiamos y que es importante mi futura porque gracias a los maestros, salen los futuros químicos, abogados, médicos y otras profesiones más.
La gente que defiende la importancia de la carrera lleva toda la razón porque gracias a esta profesión, vamos a impartir las primeras nociones de cultura y educación al posible futuro alcalde, a un futuro periodista o a una persona que va a aprender a respetar a su futura pareja.
Pero claro, a mi no me afectan las bromas que hacen sobre Magisterio, ya escribí hace un año que también hay bromas hacia los químicos, que muchos los consideran como unos "locos que ponen bombas" o hacia la gente que estudia ciencias políticas, que los catalogan como "corruptos" y no se ofenden.
Una carrera importante no siempre es sinónimo de que sea complicada y la que estoy haciendo ahora es un buen ejemplo de ello. Tenemos que reconocer las cosas y Magisterio está basada en conceptos pedagógicos, nociones de psicología y materias que vamos a enseñar, por ejemplo, matemáticas, lengua, ciencias sociales, plástica o educación física. Estos contenidos son mucho más sencillos que la química inorgánica o la física de una ingeniería industrial, ya que me resulta prácticamente imposible descifrar los contenidos de dichas asignaturas.
Dicen que Magisterio debe ser una carrera en la que debe ser más complicado acceder, al igual que en Finlandia, que se necesita vocación para dedicarse a la docencia y que tienen que gustarte los niños. En mi opinión, el alto expediente académico no es sinónimo de ser un buen profesor, ¿de qué sirve tener todo sobresaliente si pasas de tus alumnos o eres excesivamente autoritario?. La vocación es totalmente necesaria porque nuestra profesionalidad va a depender de que el alumnado pueda aprender lo que necesita.
Por otra parte, pienso que no tienen por qué gustarte los niños para ser un buen docente. Para ser honesto, a mi no me gustan los niños como a mi hermana que los abraza, los coge y juega mucho con ellos. Ojo, tienes que llevarte bien con ellos y tener paciencia, es decir, si eres una persona que no derrochas simpatía y a la mínima les alzas la voz como los profes de la vieja escuela, creo que es mejor dedicarte a la enseñanza.
Pienso que tener el amor por enseñar algo y ser una persona amable, pero justa son los requisitos fundamentales para ejercer correctamente esta profesión. Por tanto, el saber enseñar es una clave fundamental para ser docente y esa ha sido una de las razones por la que quise seguir en la carrera, ya que me encanta explicar y enseñar algo nuevo, ya sea en el blog, cosas del pasado, de política de la Fórmula 1 a mi chica o ahora en mis primeras prácticas.
Así que, si te gustan los niños, pero no eres una persona que tenga capacidad didáctica, pienso que puede desempeñar otras labores en las que interacciona con ellos, por ejemplo, como dueña de una guardería o de niñera.
En definitiva, Magisterio es una carrera importante porque nuestro trabajo depende de nuestro futuro porque los niños son los dueños del mañana, por lo que hay que tener vocación por enseñar y para hacerlo bien, hay que adecuarse a la persona, ya que no vas a enseñar igual a un chico de 1º que de 6º Primaria y tener creatividad para transmitir los contenidos de la mejor forma posible.