Cuando Carlos dio el paso al frente, esperábamos que nos dijeran algo por volvimos a decirles descaradamente que no queríamos estar con ellos porque siempre que veían, había movida. Sin embargo, solamente dijo: "Marina, me ha llamado Saúl, vamos a recogerlo".
Carolina, Jade y yo alucinamos ante ese comentario porque hace unos meses escuchamos pestes sobre el muchacho porque se fue con otra chica después de haber dicho que iba a tener no se cuantos hijos con Ainara, por lo que su colega Carlos estuvo en lo cierto: al final lo perdonó mi prima.
Por otra parte, nosotros nos fuimos a cenar al restaurante "Sabor Hispano". La verdad es que estábamos hartos de ir los sábados a "Mil Sabores", creo que a este paso nos iban a poner mesa como clientes vip.
La cena fue amena, me pedí una Pizza Carbonara para mí solo. No compartí con Jade porque la ración era demasiado pequeña para mí. Mientras la degustaba, contábamos batallitas del piso, concretamente la famosa historia del fideo, Javier añadía detalles sobre la desastrosa convivencia, por ejemplo, hizo hincapié en los kebabs mugrientos por el salón.
Jesús María pasó mucha risa y por ello, ya estaba puesto al día. Abel estaba al margen de la conversación, tenía los ojos centrados en la semifinal olímpica entre Nadal y Del Potro. Finalmente, el tenista de Manacor perdió y Abel soltó el comentario que me llevaba todo el verano por la Calle de la Amargura: "el deporte español es una verguenza".
Jade se olía la eterna conversación sobre deportes, se la sabía de memoria y no iba a conceder otra quedada basada en una tertulia deportiva. Se levantó y dijo: "chicos, ¿nos vamos al Nereah a echar un futbolín y un billar?. Sorprendentemente, todos dijeron que si por consenso.
Cuando salimos del restaurante, estaban Marina, Ainara y Carlos en el portal de al lado, solamente nos saludaron a Jesús María, a Jade y a mi y nos dijeron; ¿donde vais?, Jade y yo ni respondimos porque éramos conscientes de que nos preguntaban porque algo tramaban, así que los ignoramos, por otro lado, Jesús María tenía ganas de estar con ella, ya que no era consciente de los follones que ha habido en el grupo, por lo que respondió con una sonrisa: "vamos al Nereah cariño, luego echamos unos futbolines".
Media hora después estábamos en el Nereah. Abel estaba jugando su típica partida de billar mientras Jesús María, Jade y yo hablábamos sobre el calvario que supuso la selectividad. Eso supuso ganarme los adjetivos cariñosos de "cabronazo, casi te parto la cara" por parte de Jesús María porque mientras estudiaba la Filosofía del siglo XX, yo tuve la gran idea de contar en el grupo de Whatsapp "Risas Everywhere" el siguiente chiste: "¿Quién es el filósofo más pedorro? José Ortega y GASset".
Me sentía en mi salsa, así que empecé a contar mis historias sobre el sexo y la mierda, por ejemplo, como podía conseguir pasta de dientes gratis. Cuando empecé a narrar el relato, Jesús María gritó: "Sergio, al final te pego, que asqueroso eres". En ese momento nos empezamos a partir de risa y mientras fluía el cachondeo en el pub, apareció Alba, la ex de Abel con su novio Narciso y un minutos después entraron Ainara, Marina y Carlos. Parecía que Saúl se había ido ya.
Abel vio quienes entraron en el local, así que dejó la partida tal y como estaba y dijo: "chicos, ¿vamos al Bomba a ver el partido de baloncesto, jugamos contra Lituania y como no ganemos, nos despedimos de la medalla".
Jade y yo dijimos sí a coro y Carolina, que todavía recordaba el día que nos fuimos al Bomba para librarnos de la chica del Francis que nos espantó dijo: "pero una cosa, ¿porque le cortamos el rollo a una chica contigo o porque hay chicas que te cortan el rollo? Abel no quería darle la razón a Carolina, le fastidiaba mucho hacerlo, es una persona orgullosa, se niega reconocer que tiene razón, si ya le cuesta dármela por un tema deportivo, no lo iba a hacer delante de Carolina, la chica con la que más ha discutido desde que está en el grupo, así que dijo: "no, es que tengo ganas de ver el partido".
Carolina lo conocía como si fuera su hermano, así que hizo una O en la boca y le hizo una pedorreta para decirle: "mentira, no te lo crees ni tú, pero vamos porque paso de estar con esta gente". Javier y Jesús María dijeron que luego irían al bomba, antes querían terminar las partidas que habían empezado.
Llegamos al Bomba, Jade se pidió una Fanta de Limón y yo una Radler como hacía siempre que nos íbamos de tapas. Justo cuando sonaron los himnos, Luis me llamó al móvil y preguntó: "¿Donde estáis?, respondí que estábamos en el Bomba, a lo que me respondió: "en 10 minutos estoy allí".
La verdad es que Luis tardaba y justamente cuando acabó el primer cuarto, se abrió la puerta del bar y eran Ainara, Marina, Armando, Jesús María, Javier y Carlos, Iban con caras serias, a lo que Carolina soltó: "lo que faltaba, las bonitas". Jade y yo soltamos unas carcajas. De seguido, Javier dijo: "estoy harto ya, son unas lagartas, cuando menos te lo esperas, te la lían". Eso provocó que la cara de Ainara fuera más seria, pero claro, nosotros la seriedad nos la pasábamos por el arco del triunfo, por lo que Jade y yo nos reíamos más. Eso provocaba que Marina y Ainara empezaran a cuchichear.
Carolina no iba a callarse, así que dijo: "mira, como la camionera no quiere que se escuche la hermosa voz que me trae, tiene que cuchichear".
Las carcajadas aumentaron, y Jesús María dijo: "Carol, soy tu fan". En medio de ese ambiente lleno de cachondeo y de seriedad, llegó Luis. Al ver la situación, dijo: "¿chicos, se puede saber que pasa?", la respuesta la dio Abel, pero no respondió a la pregunta en cuestión, sino soltó un grito digno del malogrado Andrés Montes, es decir, "TRIIIIPLE" cuando Pau Gasol anotó el quinto triple consecutivo.
Las risas aumentaron y Ainara y Marina no pudieron más y se fueron a la calle. Armando y Javier las siguió como un perrito faldero para preguntar que ocurría y Jade y Carolina las acompañaron para cotillear.
Armando preguntó: "¿que os pasa? ¿estáis enfadada?,
Ainara dijo: "vosotros sabréis lo que habéis hecho".
Javier respondió: "nosotros no hemos hecho nada"
Armando le contradijo: "Javier tío, no te equivoques, creo que nos hemos pasado".