La noche de pasión y desenfreno entre Luis y Manuel fue espectacular. Luis se sentía pletórico, estaba disfrutando de su primera experiencia sexual sin llegar a buscarla, por lo que se vio esperanzado en que este chico murciano sería esa persona con la compartiría su vida. Así que, nada más tirar el preservativo a la basura, se abrazaron hasta el punto de caer rendido en la cama.
Mientras tanto, Armando no estaba tan satisfecho como Luis, ya que era consciente de que Ainara le iba haciendo menos caso y además, había traicionado a un amigo por ganarse su aprobación.
Le pidió encarecidamente que su confesión no tuviera consecuencias, pero mi prima ignoró los deseos de Armando porque le importaba mucho su amiga Marina, y además sabe lo que es que pasen de ti porque le gusta otra persona.
Tenía ganas de decirle cuatro cosas bien dichas a Javier, pero sabía que nunca iba a confesar que había decidido tirarle caña a Amanda a espaldas de Marina, demostrando la poca confianza en ellas y encima, rechazando a su amiga, así que había que obligarlo a confesar sus sentimientos.
De este modo, Ainara se metió en el grupo de Whattsapp llamado "Risas Everywhere" y preguntó: ¿chicos, quiénes se animan a atrapas Pokémon?" Carolina no respondió porque aquella tarde la pasaría en un autobús que iba dirección Benidorm para pasar su 2º semana de vacaciones, Abel se negó porque no le gustan los Pokémon, Luis ni se digno a responder porque iba a seguir disfrutando de sus planes románticos y Jade y yo tampoco porque nos íbamos a la Warner.
Javier dijo que si y nada más llegar, notó un saludo más frío por parte del dúo pegatina, Ainara y Marina. Les llamo el dúo pegatina porque en solo 6 meses de amigas habían petado el Intagram de fotos juntas y con dedicatorias como: "Mi hermana, mi amiga, mi confidente y fiel compañera, mi ángel de la guarda y el sustento de mis días. No necesito un día especial para decirte te quiero y que eres la mejor, aunque está claro que cada día es especial si estás tú. Brindemos por nuestras risas, nuestros lloros y preocupaciones, nuestros cachondeos, los días buenos y los malos, las miradas... Y todo eso que solo nosotras entedemos, No me faltes nunca, amiga. Te quiero, mi niña"
Javier, como siempre, se adelantó por el paseo y empezó el espectáculo de captura, sin embargo, solo se frustraba porque solamente salían Rattatas, Zubats y Pidgey. Buscaba el ansiado Pikachu que le faltaba y tenía todos sus amigos que tenían sus canales de Youtube más patéticos que el rendimiento de Mclaren-Honda en la era híbrida.
De repente, Armando le mandó un Whattsapp que decía lo siguiente: "corre, hay un Pikachu por la estación de trenes". Por tanto, Javier se dio la vuelta para pedirles ir a por el ansiado Pokémon, pero al ver que el dúo pegatina se callo y le miraron con seriedad, sus sospechas que le decían que estaban molestos con él aumentaron. Aún así, les dijo: "chicas, hay un Pikachu, ¿vamos a por él?
Ainara, dijo con total seriedad: "vale, pero antes nos vamos a la plaza del Ayuntamiento, que hay que recoger a Carlos a Saúl y a Amanda". Javier respondió con un escueto "vale". Las chicas se llevaron las manos a la cabeza al escuchar semejante reacción, así que había que entrar en acción, es decir, hacerle sentir lo más incómodo posible hasta que confesara.
Cuando llegaron a la plaza, Ainara pidió unos segundos de espera porque tenía que hablar con Marina y Amanda una cosa de chicas, por lo que Carlos, Saúl y Javier se quedaron sentados en uno de los bancos situados en frente del ayuntamiento.
El tiempo se estaba haciendo eterno para Saúl y Carlos, pero Javier lo pasaba peor porque de repente las chicas se giraban y le miraban, unas mal y Amanda con una risa burlona, que indicaba lo pardillo que había sido por ansias de estar con alguien. Por tanto, no aguantó más y preguntó a los chicos si les pasaba algo.
Por un lado, Saúl agachó la cabeza y decidió no confesar, era consciente de la estrategia del dúo pegatina, pero no estaba en condiciones de participar en el conflicto tras haber sido relegado del grupo meses antes y por tanto, haber sentido lo que es sentirse solo.
Por otro lado, Carlos dijo, "pues sí, están molestas, pero a mi no me preguntes, se lo que pasa, pero si lo quieres saber, hablas con ellas".
Cogió el móvil, lo metió de mala manera en el bolsillo, a punto de llorar porque estaba harto de ver como se le dan desplantes y se le meten en líos sin ser consciente de ello, se dirigió hacia ellas, cada vez más rápido, el corazón le latía y con la voz temblorosa dijo: ¿se puede saber que os pasa ahora conmigo?.
Ainara, dijo con total seriedad: "vale, pero antes nos vamos a la plaza del Ayuntamiento, que hay que recoger a Carlos a Saúl y a Amanda". Javier respondió con un escueto "vale". Las chicas se llevaron las manos a la cabeza al escuchar semejante reacción, así que había que entrar en acción, es decir, hacerle sentir lo más incómodo posible hasta que confesara.
Cuando llegaron a la plaza, Ainara pidió unos segundos de espera porque tenía que hablar con Marina y Amanda una cosa de chicas, por lo que Carlos, Saúl y Javier se quedaron sentados en uno de los bancos situados en frente del ayuntamiento.
El tiempo se estaba haciendo eterno para Saúl y Carlos, pero Javier lo pasaba peor porque de repente las chicas se giraban y le miraban, unas mal y Amanda con una risa burlona, que indicaba lo pardillo que había sido por ansias de estar con alguien. Por tanto, no aguantó más y preguntó a los chicos si les pasaba algo.
Por un lado, Saúl agachó la cabeza y decidió no confesar, era consciente de la estrategia del dúo pegatina, pero no estaba en condiciones de participar en el conflicto tras haber sido relegado del grupo meses antes y por tanto, haber sentido lo que es sentirse solo.
Por otro lado, Carlos dijo, "pues sí, están molestas, pero a mi no me preguntes, se lo que pasa, pero si lo quieres saber, hablas con ellas".
Cogió el móvil, lo metió de mala manera en el bolsillo, a punto de llorar porque estaba harto de ver como se le dan desplantes y se le meten en líos sin ser consciente de ello, se dirigió hacia ellas, cada vez más rápido, el corazón le latía y con la voz temblorosa dijo: ¿se puede saber que os pasa ahora conmigo?.