Armando empezó a
reír por no llorar porque las chicas habían descubierto lo que quería hacer
Javier. Esa pregunta de Ainara le ponía entre la espada y la pared porque si se
hacía el tonto, perdería para siempre todas las posibilidades de recuperar a su
amada, pero no traicionaría a un amigo Javier, y más aun recordando que
terceras personas perjudicaron su amistad.
Sin embargo, él
le prometió contarle todo y mostrarle toda la confianza para poder recuperarla,
ya que necesitaba algo para recuperar puntos. Necesitaba mostrarle que la
quería y por ello, delató a su mejor amigo y dijo: “si, le pidió hacerle un masaje a Ainara para intentar ligársela, ya que
notó que ella le seguía el rollo”.
Las caras serias
de Ainara y Marina lo decían todo y encima no recibió un gesto de buena
voluntad por parte de su amada, por lo que se percató de que se había
equivocado y más aún cuando Marina dijo: “será
cabrón, ahora entiendo por qué me dio largas y encima con Amanda, menuda falsa
de mierda”. En ese momento, llegó Javier con dos Radler y dijo su frase
mágica: “Chicos, ¿un futbolín?”
Ainara, bastante
decepcionada porque no esperaba que Javier le dijera a Marina toda la verdad
sobre su rechazo, dijo entre dientes: “si,
vamos”.
Armando se puso
en la delantera y Ainara se colocó atrás, esa partida les servía de
entrenamiento para el torneo que se estaba disputando en el pub “El impacto”, ya que necesitaban remontar
puestos en el campeonato.
Se sacó la
primera bola, pero la cogió Ainara y fruto de la rabia que tenía, metió un
golazo que ni olió el oponente. Entre el nerviosismo de Javier y la
inexperiencia de Marina, la pareja Armando-Ainara ganó 7-0.
Al acabar,
Armando no soltó su fanfarronada ni les obligó a pasar por debajo de la mesa por
no haber marcado ningún gol y Ainara no saltaba de alegría a pesar de haber
marcado tres goles.
Esa situación le
preocupó a Javier, pensando que había conspiraciones contra él, pero claro,
tampoco se debía pensar mal siempre porque es imposible que todos fueran
enemigos, así que le preguntó a Armando si ocurría algo porque no vio euforia a
pesar de haber ganado por paliza la partida, a lo que él le respondió: “tranquilo, no pasa nada, estábamos
concentrados en la partida y por eso, no dijimos nada”.
Javier dijo: “vale, yo te creo, pero no me fío de ellas,
que no es la primera vez que me la lían y este silencio no es normal”. Armando
se quedó callado, sabía que había mentido a medias porque él no estaba molesto
con su colega, entendía que tenía ganas de estar con una persona y por ello,
tenía que rechazar a Marina, pero no tuvo la suficiente personalidad de
defenderlo.
El silencio se
podía cortar con un cuchillo, al contrario de lo que le ocurría a Luis. Acabó
su primer año de forma exitosa porque sus notas en Filología inglesa fueron
excelentes (a excepción de su suspenso en l materia de Latín), había empezado a
saborear las fiestas universitarias y había tenido sus primeros besos con los
chicos.
Sin embargo, su
primer beso fue inolvidable, concretamente el de Pablo, se pudo percatar de que
este chico diferente porque pensaba en disfrutar con él paseando, riendo y
charlando, además de besarle, por lo que se percató de que estaba enamorado de
él. Tuvieron dos encuentros más, uno en Almagro y otro en Barcelona cuando fue
a ver el musical “El rey León.
Optaron por cortar la relación y quedar como amigos porque Luis le dejó claro
que el amor a distancia no funciona y más aún a estas edades en las que hay
mucha gente por conocer. Pedro lo aceptó y Luis siguió disfrutando de la vida.
Entre tantos
chicos con los que ligó, tuvo buena armonía con un chico rubio y fornido
llamado Miguel. Nació en Murcia y se vino a Almodóvar del Campo porque su padre
empezó a trabajar en la refinería de Repsol.
Cuando vino a
tierras manchegas, estaba con una chica murciana, pero esa relación a distancia
se rompió porque ambos sufrían. Posteriormente, se dio cuenta que también le
gustaban los hombres cuando se enamoró de un chico, pero su relación con él fue
un fracaso porque sufrió infidelidades durante un año.
Por ello, no
quería meterse en una relación con Luis porque estaban abiertas las heridas,
pero no iba a estar toda la vida de luto, así que optó por quedar con él porque
siempre es bueno conocer otras personas.
Quedaron a las 7
y media en la Fuente Agria para jugar al futbolín. Luis no quería ir a eso
porque estaba harto de ver partidas en la pandilla, pero Miguel le propuso
enseñarle a jugar, a lo que Luis pensó: “buena
idea, me enseña trucos imposibles, con ellos ganaré y cerraré la boca a ese
atajo de egos deleznables”.
Tras
una hora intensa de partidas en las que Miguel le invitó por ser un caballero,
Luis aprendió bastante y tenía ganas de aplicar su talento en un futbolín en la
quedada que haríamos para despedir a Raúl porque se iba al ejército. Además,
decidió que no pondría ningún euro al futbolín porque tenía unas capacidades
para el futbolín tan buenas que merece que le paguen para tener un compañero como
él.
Mientras Luis se
sentía el rey del futbolín, Miguel le propuso dar una vuelta por el pueblo.
Mientras se dirigían se encontraron a
Jade y a su familia saliendo de “Zara”, a lo que Luis se alegró y pensó: “siempre
que Jade me ve con un chico, es una persona con la que tengo intenciones
serias”.
Siguieron
pateando la ciudad y tras haber visto los últimos juegos de la PS4 en “Game Stop”, Miguel dijo: ¿Por qué no cenamos pizza en “el leñador”? Luis
dijo que si encantado. Saborearon una pizza barbacoa y tras sentirse llenos,
Miguel le dijo: “¿A dónde quieres ir?, a
lo que Luis le dijo: “me da igual, donde
quieras”.
Miguel le
respondió: “cojo el coche, vamos a mi
casa y echamos un “Call of Duty”.
Luis se sintió
en duda, por un lado quería porque sentía que su primera vez fuera con Miguel,
pero quería hacerse el difícil y si decía que sí, se verían sus intenciones. Se
quedó pensativo un rato, por lo que el murciano le dijo: “que no te de vergüenza, solo es echar una play, que no soy tan
promiscuo como otros”. Eso le sorprendió a Luis, así que aceptó su
propuesta.
Llegaron a la casa
de Miguel, se puso cómodo y cogió un pijama con el que se marcaban todos sus
músculos trabajados en el gimnasio. Luis se percató de que Miguel estaba más
bueno de lo que pensaba, pero que tenía que mostrarse sereno, así que le pidió
que encendiera la play. Miguel le dijo que no se estresara, que ya iba. Pero
mientras se acercaba a poner el Call of Duty, sintió las mismas ganas que Luis
de hacer el amor, así que, con la voz entrecortada dijo: Luis…