No han pasado ni dos semanas
desde que Pedro Sánchez nombrara su equipo de gobierno y ya ha tenido su primer
contratiempo, concretamente la dimisión de Màxim Huerta, ahora ex ministro de
Cultura y Deportes porque se ha desvelado que defraudó a Hacienda más de
218.000 euros entre 2006 y 2008.
Es cierto que este fraude se
llevó a cabo cuando no ocupaba ningún cargo en el Gobierno, pero claro, si eres
un ministro, debes dar ejemplo a los ciudadanos de transparencia, así que la
dimisión era lo más correcto.
Mira que nunca había estado por
la labor de tener Màxim como ministro de cultura y deportes porque alguien que
haya dicho en Twitter comentarios como “desconozco
el mundo del deporte, pero lo imagino, lo respeto” o “menos deporte, hago de todo” no merece ocupar dicho Ministerio, es
como si me dicen que ocupe el ministerio de Agricultura cuando no he pisado una
finca en mi vida, pero claro, parece que el poder gusta a todos y este hombre
pasó de decir que odiaba la práctica deportiva a declarar que la admiraba en su
juramento del cargo.
Sin embargo, pienso que Màxim ha
sido honrado al haber dimitido horas después de que supiera su fraude a la
Hacienda Pública porque ha buscado el bien de todos, tanto de los ciudadanos
porque no creo que nadie quiera a alguien que no ha llevado bien sus cuentas y
del Gobierno porque el hecho de mantener a este hombre hubiera supuesto una
oposición más creciente por parte del PP y de Podemos por haber hecho lo mismo
que fue el detonante de la moción de censura hacia el gobierno de Rajoy, la no
dimisión de Mariano tras la sentencia final de la trama Gurtel y ojo, no porque
diga que Rajoy supiera algo, porque cuando gobernaba el PSOE de Felipe González
se robó y el líder andaluz no presentó su dimisión, sino porque su
mantenimiento en el cargo hubiera supuesto inestabilidad política.
En definitiva, ojalá hubiera más
políticos que supieran cuando es su final en un alto cargo porque creo que una
retirada a tiempo es una victoria, o sino que se lo pregunten a Adolfo Suárez
en 1981 porque de verdad, imaginad lo que hubiera pasado en aquellos años si el
primer presidente español de la actual democracia hubiera aguantado en el
cargo, con un Felipe González más radical al acecho y a unos militares que
estaban buscando cualquier excusa para dar un golpe de Estado.
Creo que no tengo nada más que
decir, espero que os haya gustado esta entrada, un saludo.