Javier se sorprendió por la
advertencia de Marina y Ainara, pero al saber que son propensas a inventarse
las cosas, por ejemplo que él quería quitarle la novia a Armando o que la misma
Ainara dijera que estaba enamorada de él, cuando realmente era una forma de
poner celoso a Saúl.
Por tanto, la advertencia le sonó
a chino, se sentía decepcionado porque ellas le tomaban por tonto cuando
confiaba plenamente en ellas y para colmo, el grupo de David Negro, le dejó
tirado. En ese momento, nos lo encontramos justo cuando salíamos de la feria y
me contó la advertencia que le habían dado Marina y Ainara. Me contó que a
David Negro y compañía no los considera amigos.
Se sentía traicionado y vacío
porque a quienes consideraba grandes amigos, le habían traicionado porque
cuando se ha encontrado mal, no han sabido escucharle. Por ello, al ver que yo
era la única persona que me paraba a escuchar sus preocupaciones y además, le
daba consejos. Yo me sentí aliviado porque tras haber sido inseparable de mi el
anterior verano a irse con quienes trataron de dejarle solo, parecía que este
hecho le había ayudado a reflexionar sobre quienes le importamos de verdad.
Jade, siempre experta en exponer
la realidad de forma objetiva, me dijo: “tú no te fíes, porque solo te quiere
para contarte las penas y cuando tú no estás, se va con sus amiguitos que le
tratan como la mierda”.
Yo le respondí: “es un buen
amigo, tranquila, me tiene aprecio, yo confío en él, seguro que habrá
escarmentado”.
Ella, harta de escuchar que
defendía lo indefendible, me respondió: “mira Sergio, me tienes hasta el coño.
No eres objetivo, defiendes a la gente que te trata como la mierda; me dicen
puta, hablo por Javier y por ti, eres un bocazas y a la hora de defenderme te
callas. Eres un cobarde, vete a la mierda”.
Yo, totalmente sorprendido por su
reacción, le dije: “no te pongas así, estemos bien por favor”. Ella, al ver esa
respuesta absurda me dijo: “mira, adiós, vete a la mierda, veo que estoy
perdiendo el tiempo contigo”.
La verdad es que en ese momento
dejamos la conversación de whatsapp, me sentí fatal, pensaba que estábamos muy
bien de novios, pero sentí que me habían dado un baño de realidad al haberme
dicho todas las verdades de golpe. Estaba claro que debía evolucionar como
persona, creía que el hecho de haber dejado de ser un tipo repelente había
suficiente para asegurar mi relación, pero parece que debía dejar de ser un
lame culos y empezar a valorar a quien realmente me quería.
Esto solo era otro momento agrio
del año tan difícil que estaba asumiendo, desde la mala convivencia en el piso,
pasando a que estaba suspendiendo todas y por último, veía que hasta podía
perder a mi chica.
Yo no era el único que estaba
pasando una mala situación, mi amigo Raúl estaba teniendo broncas durante todo
el año con sus padres. Lo veían como un fracasado y semanas antes de la
selectividad, su madre, harta de ver a su hijo sin estudiar porque claro, tenía
buena nota de bachillerato, pero no la suficiente para entrar en dos de sus
vocaciones, enfermería o militar en la marina, le dijo: “me avergüenzo de ti,
todos tus amigos se han ido fuera a estudiar para hacerse unos hombres y tú
aquí, tirado como un perro”.
Sin duda, las ganas de salir se
le quitaron, no solo por lo que dice su padre, sino porque sus amigos de toda
la vida, Josué e Ismael nunca quedaban con él los fines de semana porque decían
que estaban estresados con los exámenes de ingeniería industrial, pero luego
sentía que todo era mentira cuando los veía conectados online, sobretodo Josué
al LOL que echaba tantas horas, que hasta mentía a Vanessa para jugar a “matar
marcianos” y no verla, diciendo que estaba estudiando.
Bueno, sigamos con Raúl que me
desvío. Resulta que el muchacho estuvo unas pocas semanas de mayo sin salir por
sus desánimos, pero yo era la única persona que me preocupaba por él, y no con
los consejos típicos para hacer que el muchacho se sintiera bien, sino haciendo
que se olvidara de sus preocupaciones, ya sea torturándolo a chistes malos hablando de deportes o de momentos graciosos
vividos en el instituto. Eso sirvió para que empezara a salir más y pasara de
estar desanimado con el estudio, a hacerlo genial y sacar un 11 de media en
selectividad.
Está claro que la sensación de
ser un buen amigo es tremenda y no solo de boquilla y luego pasando de ti, pero
Raúl se mostró como alguien en quien confiar. A pesar de estar en grupos de
amigos distintos y ojo, el está en el grupo de gente que me ha apartado tras la
bronca que tuve con Josué en el piso, dejó una nota en el blog que estoy
escribiendo, la cual es la siguiente:
Tú sabes mejor que
nadie que ha sido un año muy duro para mí, no en términos de trabajo o
estudios, sino en temas de personalidad. Mi autoestima fue cayendo en picado
justo en el momento en el que pude estudiar la carrera de mi vida
(Medicina/Enfermería) pero... tropecé por 0,2 puntos.
De estar estudiando una carrera decente
en una universidad emancipándome poco a poco de mis padres, a volver a mi casa
para ser una carga. Ver a todos mis amigos sacando su vida hacia delante y yo
aquí estancado intentando arreglar un capítulo de mi vida que nunca imaginé
repetir. Viendo a gente de mi edad convirtiéndose en hombres y mujeres de
provecho.
Esto muy poca gente de mi círculo de
amistades lo sabe, pero tengo una profunda depresión desde noviembre del año
pasado ya que defraudé a todo el mundo y, que tengo un gran problema, nunca
exteriorizo mis sentimientos para no involucrar a mis seres queridos
(amigos/conocidos/familia) en mis problemas ya que no me gusta verles tristes o
decaídos. Mi familia tenía muchas esperanzas en mi dadas las notas que suelo
sacar, por eso lo que más lamento es haberle dado este gran chasco.
Aunque mi mente me diga que soy "un
inútil" "un vago" "una carga" "un nini"...,
mi corazón optimista me dice que la vida sigue, que aún tengo la oportunidad de
ser alguien, quiero ser de utilidad en esta sociedad, quiero dejar de ser
invisible, quiero comerme el mundo...
En definitiva, este 19 cumpleaños ha
sido el más amargo de toda mi vida, pero no voy a tirar la toalla.
Esta entrada va a dedicada a ti, Sergio,
eres una de esas personas que siempre me ha sacado las pocas risas que he
tenido este año. Tú si que no has tirado nunca la toalla conmigo, siempre
invitándome a salir por ahí los fines de semana, contándome esos
"chistes" tan buenos y por ser un tío de puta madre (perdón por la
expresión, pero lo eres, nunca cambies máquina).
Si había buen rollo con Raúl,
Luis, Abel, Carolina y por supuesto Jade, no tanto con Armando, Ainara y demás.
Mi chica, como casi siempre, tenía razón porque si semanas atrás dijo que
Javier mentía y se iba a ir con quienes quieren fastidiarle, fue lo que pasó.
En esa misma quedada, tenía muy buen rollo con Ainara y Marina, esta última
estaba pegadita a él y declaró su amor, Javier dijo que no, dejando claro que
solo la quería como amiga, dejando claro lo siguiente: “lo siento, pero de momento no me veo contigo, porque si quiero estar
con alguien, además de verla como buena persona, me tiene que gustar un poco
físicamente”.
Marina se sintió mal al principio, pero Ainara
le dijo que hay que luchar por lo que se quiere, dejando claro que ella hará lo
mismo y por ello, seguirá peleando por la persona que realmente quiere sin que
se lo espere, pero debe dejarle claro a Javier que no va a parar de luchar por
él.
Marina le respondió: “pero tía, no va a acceder, se ve que sigue
por Amanda, pero bueno, tu acércate a él y vamos a dejarle claro lo que somos
capaces para meternos a los tíos en el bolsillo”.
Por ello, Ainara llamó a Javier y
le dijo: “Javier, tienes que saber otra
cosa, yo estoy hecha un lío, ahora voy a quedar con Armando porque se está
portando muy bien conmigo desde que nos hemos vuelto a hablar, pero también me
siento atraída por Carlos, me ha tratado genial y estoy empezando a sentir
cosas por él. Me gustan los dos, me aportan algo diferente a lo que me daba
Saúl, pero no se por quien decantarme, te digo esto para que sepas que una
mujer hace lo que sea por quien merece la pena y Marina no es como las guarras
con las que has intentado ligar, es una tía que es genial y va a hacer lo que
sea por estar contigo, así que, no la rechaces aún, dale una oportunidad, por
favor”.
En ese momento, yo pasaba a los
“Helados Moran” a pedirme lo de siempre, es decir, un helado de chocolate y
vainilla. Tenía una cara de póker al haber escuchado semejante discurso de mi
prima. Jade notó mi cara de sorpresa, así que me dijo: “Sergio, cuéntame todo
lo que sabes”.