Marina se quedo callada y
posteriormente, respondió: “no, simplemente estoy estresada porque tengo mucho
que estudiar y además, el conservatorio y el tenis me quita tiempo”.
Abel no se creía que esa excusa
era por estrés, así que le dijo: “si no estás agusto conmigo, lo podemos dejar
y quedamos como amigos”.
Marina estuvo unos segundos sin
decir nada y para salir de la situación dijo: “bueno Abel, me tengo que ir a
casa que mañana me toca estudiar 3 temas de biología”. Sin duda, mi amigo se
fue más preocupado aún porque veía que
la podía perder.
Yo, acostumbrado al pesimismo de
Abel en las relaciones, o sino recuerden lo pesado que fue conmigo diciéndome
que Jade y yo acabaríamos rompiendo como pareja o que si la veía mucho o no iba
de tío cabrón, me iba tomar por buenecito y se iba a ir con otra persona, traté
de tranquilizarlo diciéndole: “tío, ahora son los exámenes y no tendrá muchas
ganas de salir, no la agobies que es peor y se va a enfadar”. El me decía que
tenía razón, pero lo comentaba para que me callara, pero estuvo una semana
agobiándome con lo mismo.
Por otra parte, Marina estaba
dudosa y el día que había clase de lengua, le dijo a mi prima:
-
M. “Ainara tía, estoy sintiendo cosas por
Javier, no sé, es diferente, es gracioso y parece más formal que Abel”
-
A. “Tía, flipo contigo, si Abel y no os separáis
en las quedadas ni para cagar”
-
M. “Ya cariño, pero solo estoy con él para
besarme porque no da conversación, es un simple y no veo que pueda hacer algo
con su vida”
-
A. “Ahí llevas razón, pero antes de dejarle, no
le digas nada, no quiero que lo pase mal”.
-
M. “Pfff, no puedo hacerlo, nunca lo he hecho”
En ese momento,
Amanda se metió en la conversación y dijo: ¿qué no ha hecho nunca?
Ainara, que
dudaba en contarlo, se inventó lo que sea, diciendo que nunca había jugado un
torneo de tenis y por eso estaba tan nerviosa. Amanda, que tonta no es y
conocía a sus amigas como la palma de su mano, les dijo que no era tonta, que
sabían que ocultaban algo, que no si querían contar lo que estaba hablando que
no lo contaran, pero que no se inventaran excusas de mierda.
Ainara, que se
enfada si le reprochas cualquier cosa, dijo bordemente: “tía, vale ya de pensar
mal sobre los demás, si Óscar te trata como la mierda, no quiere decir que los
demás seamos así”.
Amanda, más
alterada dijo: “tía, venía a pediros consejo sobre si veis bien que siga dando
celos a Oscar aprovechándome de que Javier tontea conmigo, pero si no queréis
que os ayude con lo que estáis tramando, pues no creo que os importe mi vida.
Adiós”.
Ainara y Marina
se quedaron flipando, así que Marina
pasó de negarse a ir a la feria ese mismo sábado porque no se atrevía a decirle
a Abel lo que realmente sentía, pero viendo que Javier podría no caer a los
brazos de Amanda, tendrían que quitarse ese marrón de encima.
Ese día fuimos
gran parte de la pandilla a la feria, concretamente Armando, Ainara, Marina,
César, Luis, Abel, Carolina, Jade y yo. Justo en el momento que Abel y Marina
se vieron, ella se apartó como si mi colega fuera un bicho raro.
Jade, Carolina y
yo llegamos a la conclusión de que por una vez, Abel no se había equivocado y
realmente pasaba de él y su forma de despreciarlo, hablaba mucho de su persona.
Había una tensión
que se podía cortar con un cuchillo en el trayecto del paseo de San Gregorio a
la feria en el autobús. Ainara fue consciente de ello, así que Armando, Marina,
Armando y César decidieron alejarse de nosotros un rato para pensar cómo se
podía dejar a Abel. Para ocultar sus intenciones, nos dijeron que iban a ver a
un amigo enfermo al hospital.
Jade, Carolina y
yo no nos lo creíamos ni hartos de vino, pero nos hicimos los tontos, así que
nos fuimos a montarnos en las pocas atracciones de la putrefacta feria de
nuestro pueblo, concretamente en “la tarántula”. Estábamos tan felices junto
con Abel y Luis. Sin embargo, parece que lo bonito dura poco porque al acabar
de montarnos, llegaron Ainara y compañía y le dijeron a Abel que tenían que
hablar con él.
La mayoría
intuimos que querían hablar con él para comunicarle que Marina no quería seguir
con él, pero nos sorprendió ver que Ainara se metía en una conversación que
supuestamente iba a ser de dos. Por ello, Jade le preguntó a César: “¿Por qué
está Ainara con ellos?
-
César, haciendo mención a un famoso dicho que
califica a las rubias como tontas, dijo: “pues ser rubia”
-
Jade, ofendida porque ella es rubia, pero es
mucho más lista que Ainara y además que
mi prima no es rubia natural, dijo: “dirás de bote, ehh”
-
- César, sorprendido por su reacción, dijo: “si,
si”.
Minutos más
tarde, llegó Abel diciéndonos: “me ha dejado, pero tranquilos, estoy bien”. En
ese momento, le pregunto a Marina: “¿me has dejado porque te gusta Javier?”,
ella
Yo, indignado
porque mantuvo engañado a Abel, no tuvo la valentía de decir las cosas a la
cara cuando tocaba y encima, tuvo que meter a Ainara cuando no tenía que
meterse, le dije a Marina: “a buenas horas lo dices, haber si tenemos un
poquito de madurez para decir las cosas a la cara”.
Ella, ofendida,
me respondió: “ tú no eres nadie para juzgar lo que hago o no hago yo”
Yo dije: “eh eh
eh, yo tengo derecho a opinar lo que me da la gana”.
Ella me dijo:
“tu puedes aconsejar a tu amigo, pero no meterte en lo que no sabes. Además,
que sepas que no estoy para tener novio porque tengo exámenes, tenis y
conservatorio”.
Yo dije: “hija
mía, ni que fuera niño de chupete y biberón.
Mientras tanto,
Ainara se quejaba, diciéndole a Jade que habíamos hecho daño a Marina diciendo
que era inmadura y que lo dejáramos pasar porque esa relación no iba a
funcionar. Jade, que no se calla, dijo que no se podía callar porque Abel lo
había pasado fatal y ella le había engañado como tonto y además, si no quería
que la gente se metiese en una relación de dos personas, pues que ella no se
metiera en una conversación entre ellos.
Luis pidió que
se hiciera algo diferente porque no estaba en la feria para discutir y
decidimos irnos a las casetas. Armando empezó a mirarme mal porque
supuestamente, estaba enfadado porque se metieron con Marina, pero sin duda, lo
que le fastidió fue que por fin alguien le dijera a mi prima las cosas a la
cara. Por ello, en la discoteca nos marginaron y Carolina y Jade, nos
propusieron irnos con nuestra cuenta, concretamente a los coches de choque
donde tuve mi protagonismo, ya que pasé un rato divertido en los coches de
choque con chicas algo maduras. Según Jade, “ligué sin querer”.
Mientras tanto,
Javier, que había salido con el grupo de David Negro, se encontró a Marina y
dijo que iría a ver a Amanda, que tenía ganas de verla, y sobretodo porque él
sabía de primera mano que Oscar quería darle falsas esperanzas a Amanda para
que se confiara y dejarla al final de verano. Así que, viendo que tenía
opciones de estar con ella, iba al botellón.
Marina decidió ir
al ataque y por ello, delató a Amanda, así que Ainara y ella le dijeron a
Javier: “yo que tú no iría, tiene pensado liarse contigo, pero solamente para
poner celoso a Oscar”.