Capítulo 34: "Disfruta el momento"

Estaba claro que la marcha de Javier de Ciudad Real de madrugada tendría consecuencias, por tanto, mis padres me castigaron sin salir y como siempre, volvieron con el cuento de echarme del piso. Yo era consciente de que no iban a hacerlo porque el contrato de arquiler estaba vigente hasta junio y en ese momento, estábamos en abril. 
Sin duda, era absurdo castigarme a los 18 años cuando yo no había echado a Javier, por lo que estuve amargado. Podría haber dicho: "no me da la gana, ahora me escapo", pero hubiera montado un escándalo que me perjudicaría más.
Pero bueno, no había mal que por bien no venga, pude ver el clásico Barcelona-Real Madrid, el cual ganaron los blancos por 1-2. Está claro que el fútbol no da de comer, pero si da pequeñas alegrías cuando lo estás pasando mal.
Sin embargo, seguía sin ir a la quedada, así Jade me informaba de todo lo que pasaba mediante el Whatsapp.
Lo mas destacable de la quedada lo protagonizaron Abel y Marina. En principio, mi amigo quería hacer las cosas despacio, pero se contradijo cuando en la segunda quedada con ella le plantó un beso sin que se lo esperara.
Eso provocó que ellos no pararan de mandarse mensajes románticos como " coquito" o "mi niño" y que estuvieran a punto de empezar a ser novios formales. 
Esto ocurrió el día que no salí. La gente que fue al crucero que organizaba el Santa María, volvía aquel fin de semana y Abel, nada más verla le dio la mano, se la llevó a un lugar íntimo, le pidió salir y la chica dijo que si. La gente que fue a la quedada estaba muy contenta por tener una nueva pareja en el grupo. Entonces, Marina quería difundir la alegre noticia a mas personas, siendo la primera de ellas su mejor amigo Sergio Blanco. Sin embargo, Marina no tuvo tiempo para contar nada porque anteriormente, Sergio le contó que al volver del crucero, se encontró a su madre muerta en casa.
Mientras mis amigos estaban disgustados por al repentina muerte de la madre del muchacho, mi madre volvió a regañarme porque no fregué del todo bien, ya que me dejé un fideo que se quedó pegado en la sopa. Por ello, cuando Josué se fue a fregar, se clavó el fideo al sacarlo, pero supuestamente, se había fastidiado la uña y tenía que a ir urgencias a curarse la herida todos los días.
Recuerdo que a la semana siguiente, Josué no me dirigía la palabra, estaba claro que la herida estaba abierta y para colmo, se iba por las tardes a curarse a urgencias. Le conté a Jade que iba a curarse la herida por el fideo a urgencias y ella no se lo creía. Pensamos que se iba a Puertollano para no verme la cara porque la clavadura de un fideo no provocaba el vendaje que tenía y además, si el dedo estaba tan mal, no jugaría al Lol con tanta facilidad.
A pesar de estar la mayor parte de la semana solo en el piso, seguía siendo vigilado porque cuando iba a clases por las tardes y los padres de Josué no me veían en el piso, Leovigilda le decía a mi madre con un tono irónico: "Sergio no está en el piso, ¿donde estará?". Eso fue la gota que colmó el vaso, pero me costaba tomar decisiones drásticas, por ello, Jade me incitaba, así que, justo cuando me iba al piso a ver el partido de champions "F.C. Barcelona-Atlético de Madrid", ella me dijo: "¿vas a dormir conmigo?"
Yo dije: "princesa linda, duermo contigo los domingos y todos los martes, serían muchos días y si Leovigilda se entera, se chiva y mi madre se va a enfadar".
Jade me respondió: "pero Leovigilda no va a decir na, es gilipoooollas, venga, quédate, compramos una pizza del mercadona, vemos el fútbol y "La que se avecina", hacemos cosas de clase y nos vamos a dormir".
Tras pensarlo unos segundos, accedí y a partir de ese momento, pasé el resto de los días con ella. La verdad es que era un desastre conviviendo con ella, pero era feliz con ella, En ese momento veía difícil el hecho de aprobar curso porque las movidas no me dejaron concentrarme, así que, estaba deseando que llegara el siguiente curso académico y tener un piso solo, repetir curso para comenzar de cero. La verdad es que daba el año académico por perdido.
Sin embargo, el año no estaba acabado todavía en la pandilla. La incorporación de de Ainara y de sus amigas había revolucionado el grupo. Abel estaba más apegado que nunca a Marina, la verdad es que apenas había conversaciones en las semanas de abril, tan solo morreos.
Eso sí, Marina solía hablar bastante con Javier León, le hacía bromas y mi amigo se sentía cómodo con ella. Carolina, muy atenta a posibles líos amorosos, nos dijo a Jade, Luis y a mi: "creo que Marina no quiere a Abel, está por Javier". La verdad es que Jade lo vio descabellado y Luis y yo pensamos que ese argumento de Carolina se debía a celos porque quería a Abel.
Sin embargo, Javier solía estar más pendiente de Amanda. Ella es una chica simpática y compartía gustos con nosotros, por ejemplo, el anime. Abel hablaba con ella porque ambos han tenido problemas de ansiedad y Javier y yo de muchos tema. Cogió conmigo confianza rápidamente, por lo que empezó a contarme problemas íntimos que tuvo a raíz de su novio y el ambiente que le rodea.
Yo notaba que Javier estaba interesado en ella, pero el me negó ese interés, justificando que tenía novio. Conociendo a Javier, intuí que si Amanda no tuviera novio, estaría decidido a intentar algo con ella.
Pero claro, el futuro amoroso de Abel, Marina, Javier o Amanda pasaba por el consultorio que se le hacía a Ainara que iba de consejera del amor cuando ella estaba dolida porque su amor, Saúl se había ido con otra chica y su ex novio, Armando, iba detrás de ella y no sabía que hacer ante esta situación.
Estuvo mucho tiempo reflexionando y finalmente, tras muchas horas de vigilia, le propuso a Armando seguir como amigos