Cuando acabé los exámenes a finales de enero había cogido unos kilos de más y como no quería estar con sobrepeso, empezé a ir a hacer caminatas por mi pueblo.
Sin embargo, leyendo el periódico de mi pueblo a principios de marzo me percaté de que el 8 de abril, es decir, ayer, había carrera de atletismo, concretamente, 5'5 km sobre el paseo de Puertollano (en el centro).
Así que, en estas 3 últimas semanas, alterné entrenamientos en el circuito de croos haciendo un simulacro de la carrera en la que me retiré 5 meses antes.
La pena es que en esta última semana solo hize dos sesiones de bici estática, llegando a hacer 40 minutos en ella por las clases, pero bajé dos kilos para afrontar la carrera más ligero de peso.
Por tanto, ayer me levanté nervioso porque corría tras 5 meses, con el mal trago de la retirada y porque sabía que mis contrincantes tienen muchísimos más años de experiencia que yo compitiendo, por lo tanto, pretendía acabar y superar la barrera de los 30 minutos.
Nada más llegar, calenté con los compañeros del club y me di cuenta que ellos iban en mejor estado de forma que yo, pero que mi forma física estaba apta para acabar, pero no para hacer gran marca.
Sabiendo mis aspiraciones, fui a la salida y me concentré en la carrera. Dieron el pistoletazo de salida y arranqué genial, llegando a estar en la media vuelta de 2 y media de recorrido aguantando el ritmo en el grupo de cabeza con la gente del club.
Empezando la primera vuelta, me empezó a dar el primer ataque de flato, pero mis piernas iban ligeras, por tanto, mi rendimiento no desfallecía. Por tanto, la gente del club empezó a escaparse y
empecé a sentirme un Mclaren-Honda porque no paraba de adelantarme gente.
Como veía a gente adelantándome, por inercia aumentaba el ritmo y por lo tanto, aumentaba el ritmo y en metros más tarde, llegaba el flato. Esa fue la dinámica de la primera vuelta, la cual acabó de forma graciosa para mí porque me encontré a un atleta con un carrito de bebé adelantándome.
Cuando llegó ese momento gracioso de la carrera, me relajé y solo pensé en disfrutar la vuelta de la carrera que me quedaba, la cual la hice más despacio, pero con mejores sensaciones porque el flato había desaparecido.
Por tanto, 28 minutos y 5,5 km después, entré en meta donde me esperaba la gente que vino a verme, mi novia, tres amig@s mías, mi padre y mi hermana, quien hizo la siguiente foto para el recuerdo:
Lástima que mi madre no fuera a verme porque no le gusta ver como mi padre y yo llegamos agonizando a la línea de meta. Acabé en el puesto 112 de 202, es decir, en la parte media de la tabla. No estoy disgustado con el resultado porque he mejorado con respecto a noviembre de 2016, pero me gustaría mejorar los cronos en verano cuando haya acabado los exámenes. Espero que os haya gustado esta entrada, un saludo.