La noticia basada en que Sara había fallecido por ese coma nos dejó a todos bastante tocados y quien más pesaba esta muerte era a Bartolo que era quien motivó a que la chica tomara la droga. Por ello, el barrio de San Marino que siempre se había caracterizado por tener a gente alegre en todo momento, se vistió de luto porque las drogas ilegales se había llevado por delante a una adolescente.
Sin embargo, la vida sigue y una semana más tarde de la tragedia, el ritmo de bachillerato comenzaba a incomodar el sueño a los estudiantes, sin embargo, quien menos dormía era Bartolomé, este hecho tan trágico provocó que cada uno de mis compañeros tuviera una opinión al respecto, por ejemplo, Josué dijo en su nuevo grupo de gente excesivamente friki al lol: "es gilipollas, parece un acosador buscando amigos". Esta frase ofendió a la chica Jade y no demostró su descontento con sus palabras, sino por sus gestos característicos por la opinión absurda de Josué.
Algunos de mis compañeros creíamos que Bartolomé necesitaba ayuda, y uno de ellos fue mi amigo Abel que propuso poner las sillas de tres en tres y así él junto a mi podríamos introducirlo en nuestro círculo de amigos del colegio Santa María, ya que nos sentiríamos bien con nosotros mismos, pero no podría, ya que mi defecto es mi mala expresión verbal porque de los nervios suelo tartamudear, me lío al aargumentar y no sería útil.
Por lo tanto, en la primera clase, tocaba lengua con el profesor Diego Olmo que se caracteriza por su evidente pluma, ¡ suspende a la gente con 4,94, ser fanático del Betis y entre otras cosas que sabréis en la serie.
Finalmente Abel, Luis, Bartolomé y yo nos sentamos al lado de Bartolomé, ya que una de nuestras virtudes eran nuestro apoyo moral.
Finalmente Abel, Luis, Bartolomé y yo nos sentamos al lado de Bartolomé, ya que una de nuestras virtudes eran nuestro apoyo moral.
Luis le dijo con el fin de consolarlo: "debes mostrarte tal y como eres, tener personalidad y no buscar aprobación" hacia el chico fueron en vano, ya que Bartolomé respondió al chico con estas palabras: "anda cállate, deja de ir de listo por la vida, no te metas en mi vida y preocúpate de la tuya que tienes a Josué que pasa de ti".
En ese momento, la tensión se podía cortar con un cuchillo y uno de los chicos que pertenecía a los Emos, es decir, Gabi Guerra, estaba empezando a entrar en una secta llamada "Los hermanos", calmó la situación ofreciendo al muchacho a irse con él y con unos amigos que causaban un poco de mal rollo o al menos eso decía mi amigo Abel. Yo, claro, yo dije que los veía buena gente por haberse acercado a Bartolomé, Entonces, mi gran compañero que siempre me llama dos veces al día me dijo que era muy ignorante, pero que le hacía pensar que eso daba bastante mal rollo. Luis, mostrando su ignorancia preguntó que porqué decía que los supuestos amigos de Bartolo eran de una secta y Abel, a veces que se caracteriza por dar respuestas tan bien señaladas (sarcasmo), dijo: PUES NO SE.
Yo los veía buena gente al acercarse a Bartolomé, ya que pensaba que no había que juzgar por su aspecto emo. Luego cuando acabó la jornada del colegio me llamó Abel, cosa que era habitual en él por nuestra complicidad y confianza de amigos donde sacamos el tema de esta mañana para expresarle lo que pensaba de esa gente y él me dijo que era un ignorante.
Luis, Abel y yo teníamos curiosidad al haber que había en los hermanos. Luis imaginaba que la casa estuviera llena de libros para leer y debatir con gente bohemia y aficionada a la lectura como él y por otro lado, Abel y yo esperábamos a gente friki científicamente hablando nos introdujera en el mundo maya gracias a su maestro Goshi, divertirnos con consolas.
Luuego allí en esa casa situada en pleno centro de Madrid que era enorme, parecían los sueños parecían haberse hecho realidad porque había muchos libros, consolas y uno de ellos, el supuesto maestro Goshi, nos mostraba su sabiduría sobre los mayas.
Yo no me chupo el dedo empecé a escuchar "discretamente" lo que hablaban entre ellos en el baño (Goshi y Gabi Guerra) y cuando más saltaron las alarmas de incomodidad y desconfianza fueron cuando nos dijeron que solo los elegidos de la secta tenían una llave para pasar a una habitación cerrada con un candado, es decir, estaba prohibido para nosotros ir allí.
A Abel, Luis y a mi nos despertó la curiosidad y siempre nos preguntábamos: ¿qué habrá allí?, ¿será tan importante para que solo pasen unos pocos?. Después de varios días observando la costumbre de la gente y quien era el elegido pudimos trazar un plan.
Sabíamos que los fines de semana se organizaban fiestas, de las cuales se consumía mucho alcohol y duraban 24 horas, por lo que la gente por la mañana estaba dormida por el cansancio y la borrachera. Cogimos las llaves de Gabi y nos fuimos a ver la habitación, al abrirla, nos quedamos atónitos al ver armas y drogas en paquetes para ser vendida ilegalmente.
Entonces escuchamos pasos, nos temblaban las piernas por la posibilidad de que nos descubrieran. Nos escondimos en el armario y entró el maestro Goshi porque se percató de que la puerta estaba abierta. Entonces, se escucharon gritos de Gabi: "no tengo las llaves, alguien me las ha quitado"
Por lo que nuestra primera reacción fue huír dejando ko a Goshi y saltando por la ventana. ¿Que decisión tomarán con la secta? ¿Qué pasará con Bartolomé? Lo veremos en el siguiente episodio, CONTINUARÁ...
Yo los veía buena gente al acercarse a Bartolomé, ya que pensaba que no había que juzgar por su aspecto emo. Luego cuando acabó la jornada del colegio me llamó Abel, cosa que era habitual en él por nuestra complicidad y confianza de amigos donde sacamos el tema de esta mañana para expresarle lo que pensaba de esa gente y él me dijo que era un ignorante.
Luis, Abel y yo teníamos curiosidad al haber que había en los hermanos. Luis imaginaba que la casa estuviera llena de libros para leer y debatir con gente bohemia y aficionada a la lectura como él y por otro lado, Abel y yo esperábamos a gente friki científicamente hablando nos introdujera en el mundo maya gracias a su maestro Goshi, divertirnos con consolas.
Luuego allí en esa casa situada en pleno centro de Madrid que era enorme, parecían los sueños parecían haberse hecho realidad porque había muchos libros, consolas y uno de ellos, el supuesto maestro Goshi, nos mostraba su sabiduría sobre los mayas.
Yo no me chupo el dedo empecé a escuchar "discretamente" lo que hablaban entre ellos en el baño (Goshi y Gabi Guerra) y cuando más saltaron las alarmas de incomodidad y desconfianza fueron cuando nos dijeron que solo los elegidos de la secta tenían una llave para pasar a una habitación cerrada con un candado, es decir, estaba prohibido para nosotros ir allí.
A Abel, Luis y a mi nos despertó la curiosidad y siempre nos preguntábamos: ¿qué habrá allí?, ¿será tan importante para que solo pasen unos pocos?. Después de varios días observando la costumbre de la gente y quien era el elegido pudimos trazar un plan.
Sabíamos que los fines de semana se organizaban fiestas, de las cuales se consumía mucho alcohol y duraban 24 horas, por lo que la gente por la mañana estaba dormida por el cansancio y la borrachera. Cogimos las llaves de Gabi y nos fuimos a ver la habitación, al abrirla, nos quedamos atónitos al ver armas y drogas en paquetes para ser vendida ilegalmente.
Entonces escuchamos pasos, nos temblaban las piernas por la posibilidad de que nos descubrieran. Nos escondimos en el armario y entró el maestro Goshi porque se percató de que la puerta estaba abierta. Entonces, se escucharon gritos de Gabi: "no tengo las llaves, alguien me las ha quitado"
Por lo que nuestra primera reacción fue huír dejando ko a Goshi y saltando por la ventana. ¿Que decisión tomarán con la secta? ¿Qué pasará con Bartolomé? Lo veremos en el siguiente episodio, CONTINUARÁ...