Desde las olimpiadas de Barcelona de 1992, el deporte español ha cosechado un salto de calidad porque ha tenido a deportistas como Induráin, Nadal o Gasol que siempre tratan de superarse a si mismos, pero sin duda me quedo con el ex waterpolista Pedro García Aguado que llevó a cabo espíritu de superación en el deporte y en la vida en general.
Pedro nació en Madrid durante 1968 y ya a los 8 años sus hermanas lo tiraron a una piscina para que aprendiera a nadar y unos pocos años más tarde, concretamente, en 1986 se iniciara en la élite del waterpolo junto a su amigo, también waterpolista, pero portero Jesús Rollán bajo la tutela del ojeador Mariano García.
Dicho ojeador le impuso a Pedro el carácter de lucha con frases como: "si no tienes gorro para jugar, te pintas una polla en la cabeza y a entrenar". Gracias al ímpetu de este madrileño, la selección española Jr waterpolista ganó el mundial de su categoría en 1987.
Si pensamos que la vida de Pedro García Aguado "Toto" era felicidad por triunfar en el deporte, porque llevaba una doble vida basada en que porque se iniciaba en drogas legales (alcohol) e ilegales (cocaína).
Se debe decir que empezó a ser consumidor por azar porque la separación de sus padres le tuvo ya a los 12 años comiendo solo en un bar de obreros, por ello, al ver el ambiente de los mayores que bebían litros de cerveza, él comenzó a ser consumidor.
Sigamos avanzando en el tiempo, ya en 1992 se iniciaron las olimpiadas de Barcelona (una pena que no la pudiera haber visto en directo) y la selección española de waterpolo tenía una preparación estupenda debido a los entrenos militares del entrenador croata Dragan Matutinovíc.
Pedro García Aguado estuvo a punto de no ir a la olimpiada porque reconoció abiertamente en la concentración que consumía drogas por las noches, por ello tuvo que estar en un principio entrenando con los JR, pero finalmente sacó fuerza de voluntad para no consumir y acabó finalmente el combinado nacional, pero en las habitaciones del cuerpo técnico para ser controlado.
El torneo de los juegos de 1992 fueron una gran combinación de la perfección catalana liderada por el célebre Manel Estiarte y por la chulería madrileña liderada por el portero Jesús Rollán y de nuestro protagonista Pedro García Aguado "Toto". Se llegó a lograr medalla tras vencer 6-4 en la semifinal ante Estados Unidos con tres golitos de "Toto".
Sin embargo la medalla solo pude ser de plata tras perder el orgullo ibérico 9-8 ante el oficio italiano tras haber aguantado los Estiarte y compañía ventajas de 4 o 5 puntos, pero un palmeo de Miki Oca a falta de 30 segundos que acabó en el palo mermaron los sueños del oro. Se lloró bajo la piscina catalana por la derrota, pero nadie reprochó nada a nadie.
La grandeza y el orgullo de este equipo se vio cuando en los siguientes juegos, es decir, Atlanta 1996, se logró el oro tras vencer 7-5 a Croacia. Ese triunfo se debe mucho a Jesús Rollán por ser el motivador, la alegría y el orgullo de ese legendario conjunto, sin embargo él y Pedro García estaban cada día más mermados y costaba cada vez más poder abarcar a la vida de deportista y drogadicto.
Por lo tanto, "Toto" sufrió desde 1998 a 2003 la debacle definitiva porque durante 1998 se separó de su primera mujer y de una hija que tenía 8 meses porque la que era su mujer no le dejaba consumir cocaína y se fue con una mujer que conoció durante la noche de Barcelona.
Entonces, Pedro llegó con la moral por los suelos a los juegos de Sidney 2000 que ya estuvo tiempo en el banquillo, pero la derrota ante los rusos en las semis durante dicho torneo, dejó a este peso pesado de la selección fuera del combinado a pesar de pedir suplicando su presencia con frases como "NO LO VOLVERÉ A HACER".
La salida de "Toto" de la selección significó que se tiró los veranos de 2001 y 2002 en Barcelona drogándose a todo confort para tapar el vacío basado en que no estaría concentrado para torneos y las temporadas a nivel de clubes fueron nefastas.
Ya en 2003 se separó de su segunda mujer con otra hija, y su madre, a la que tanto odiaba por la separación de sus padres, se fue a vivir con él porque notaba su decadencia. El hundimiento fue cuando volvió a estar en los planes de la selección porque ese año el mundial era en Barcelona y con 84 kg de peso, se arrastraba en la piscina y una noche mintió a su seleccionador con la mentira: "estuve 3 días fuera porque mi padre sufrió un ataque al corazón".
Finalmente ese año Pedro García Aguado reconoció su problema de drogodependencia y sus padres, sus abuelos, la federación y hasta Manel Estiarte invirtieron para que ingresara en la clínica de desintoxicación. Entonces "Toto" dejó la adicción y ahora se dedica a ayudar a jóvenes a superar problemas de adicción o de conducta mediante el programa "hermano mayor", por libros como "mañana lo dejo" o conferencias.
Sin embargo, su amigo Jesús Rollán no corrió la misma suerte porque en 2006 a los 37 años se suicidó en la clínica de desintoxicación en la que encontraba. Esta muerte provoca que muchos de esos jugadores sientan pena al ver vídeos de sus hazañas debido a que recuerdan que luego las drogas se llevó por delante la moral de muchos jugadores.
En conclusión, esta historia basada en hechos reales demuestran que la juventud se puede divertir sin los consumos ilegales y que Pedro pudo haber sido una leyenda como Estiarte sino hubiera acudido a la cocaína y otras sustancias.