Ahora mismo en plena siesta, me dediqué a ojear noticias y mi alegría por el oro de Mireia Belmonte pasó a ser tristeza al presenciar la noticia que confirmaba las crueldades que tienen lugar en el campo de refugiados de Nauru gestionado por los australianos.
En dicho campamento hay tiendas de campañas de plástico para que los pobres refugiados no puedan expresar a los 4 vientos las crueldades que imponen los guardias de dichos territorios, sobretodo los niños y mujeres.
Para empezar, los niñ@s sufren abusos sexuales, por ejemplo, que niñas de 12 años se vean obligadas a que les hagan dedos, que les muestren a los guardias como se duchan, teniendo un máximo de 4 minutos para ejecutar la ducha y para colmo hay obligación de que las mujeres se queden embarazadas mediante una relación sexual forzada con conductores de autobús.
Esta situación provoca que mucha gente quiera suicidarse mediante rajamientos con cuchillos porque prefieren la muerte antes de una tortura lenta, soltando como excusa ante los guardias que "se están intentando hacer un tatuaje".
En conclusión, espero que la situación precaria de 400 personas aproximadamente en los campos de Nauru sirva para que la gente, sobretodo la gente jóven deje de rayarse por tonterías y que sienta que no es el ombligo del mundo porque hay individuos que tienen problemas difíciles de solucionar.
Espero que os haya gustado la entrada, un saludo.