Capítulo 40: "Disfruta el momento"


Leovigilda se quedó callada durante unos minutos, se dio cuenta que habían captado sus intenciones. Sin embargo, dijo: “bueno, ya iremos, vosotros enseñadlo, que cuanto antes enseñemos el piso, mejor”.
Mi madre se enfadó y dijo: “pues no, Leovigilda, mi hijo tiene que ir a dos exámenes y si eres tan seria con el casero, nos aguantamos y cumplimos el contrato hasta el final”.
Leovigilda seguía insistiendo, por lo que dijo: “pero Lucía, ya no estamos en el piso y estamos pagando de forma absurda mientras otros quieren encontrar piso, te das cuenta que estás siendo egoísta”.
Mi madre había intentado ser políticamente correcta para evitar problemas con ella, hasta el punto de que yo llegué a sufrir las consecuencias de esa diplomacia, porque me dejaron sin salir a pesar de tener ya 18 años, pero llegó a un punto de que quería lo mejor para su hijo y más aún ahora que estaba recuperando lo perdido en el ámbito académico, por lo que se dio cuenta que había llegado a suspender 7 asignaturas, y ya había recuperado una porque no me sentía bien en ese ambiente, y al no estar cómodo, me desmoralizaba y no estudiaba.
Por tanto, se armó de valor y le dijo a Leovigilda: “mira Leovigilda, estoy harta de que quieras dirigir todo como te interese, primero dices que quieres seguir pagando el piso durante este mes, y ahora dices que te quieres. Aclárate y deja de dirigir a la gente porque te contradices”
Leovigilda se quedó callada y dijo: “vale Lucía, como digas, no ha hecho falta que te pongas así, no quiero estar mal con nadie. Si quieres, cuando acabe Sergio los exámenes, entregamos las llaves del piso”.
Mi madre dijo que estaba de acuerdo, pero se sentía disgustada porque tendría que haberse impuesto ante Leovigilda porque el año hubiera sido tranquilo. Pero bueno, no hay mal que por bien no venga, ya estábamos tranquilos porque dentro de unos días no íbamos a saber nada de Josué y compañía, y además, el acababa los exámenes extraordinarios unos días antes que yo, por lo que no sabríamos nada de ellos.
Mientras tanto, yo seguía concentrado en mis exámenes, pero claro, también tenía que salir porque no podía estar todo el día en la habitación hincando codos, pero claro, no iba a quedar con Ainara y compañía porque siempre se discrepaba a la hora de elegir los planes y al final siempre estábamos en los pubs jugando a los futbolines.
Jade me propuso renovar el grupo y yo dije: “pues sí, hay gente de la Universidad con la que me llevo bien de Puertollano, pero no sé si querrán. También tenía contacto con una chica de Bachiller, Marta Rubio, ¿sabes quién es?
Ella me dijo: “si, una chica delgadita que iba al Bachiller de Sociales. Se le veía callada y sola, pero parecía maja. Podrías hablar con ella”.
Yo le dije: “el verano pasado solía hablar con ella, hasta le dije de quedar, pero al final nada”.
Jade, sorprendida por mi respuesta, me dijo: “¿eres gilipollas? Serás hipócrita. Te quejas de la gente que te dice, YA QUEDAREMOS, y tú haces lo mismo, no tienes vergüenza. Anda, tira y háblale.
Yo le dije que vale, la verdad es que hizo sentirme mal porque había hecho lo que tanto he criticado, ya lo que no lo hice con mala intención, porque yo le tenía aprecio a Marta, pero lo prometido me lo he pasado por el arco del triunfo. De todos modos, yo arriesgué y le dije mediante Instagram: "hola Marta, ¿te acuerdas de mi?. ¡Cuanto tiempo¡ ¿que tal todo?
Minutos más tarde, Marta me respondió: claro que me acuerdo de ti, ¿que tal la carrera?. Yo bien, saqué las asignaturas que me quedaron de Bachillerato, saque el A1 de italiano y tengo el carnet de conducir.
Yo respondí: pues mal, estoy intentado recuperar asignaturas, he tenido una difícil convivencia, pero bueno, he empezado una relación con Jade, una chica que iba con nosotros al instituto, no se si sabes quien es. Espero tener una buena amistad contigo y que nos veamos. Te prometí quedar y tal y al final nada.
Ella me dijo: no te preocupes por la carrera. Todo el mundo tiene un gran año, yo también quiero tener una buena amistad contigo y cn Jade. Se quien es, me suena, parece buena chica. Podemos quedar cuando acabes los exámenes.
Me sentí muy aliviado porque había decidido tener contacto conmigo a pesar de que hubiera estado pasando de ella durante un año, por lo que no podía dejar de hablarle para que viera que el ofrecimiento de mi amistad iba en serio. En cambio, Jade y yo pensamos quedar con ella cuando no estuvieran Armando y compañía porque se podía sentir aburrida con ellos y más aun, sabiendo las broncas que ha habido en los últimos meses.
Por tanto, decidimos hacerlo un día que no salieran. Mientras tanto, compaginaba la última semana de exámenes estudiando las dos asignaturas que podía salvar para poder tener solamente 4 suspensas en vez de 7 y hablando de diversos temas, como de series, política, ya que se acercaban las segundas elecciones en 2 años, y sobretodo, un tema que nos apasionaba a los dos, el fútbol, tanto practicarlo como jugarlo.
La verdad es que además de tener buenas conversaciones, llegó a animarme a jugar a fútbol en verano. Dejé de practicarlo hace unos años porque se metían conmigo porque jugaba mal y tal, pero ella me animó diciendo que tenía mis virtudes, pero tenía que pensar al hacer las jugadas y no ponerme nervioso. La verdad es que eso me animó y veía que estaba encontrando una gran amiga de las que se podía contar con los dedos de una mano.
Sin embargo, ella había sido una chica solitaria desde que iba a Primaria en "Las Monjas" hasta en Bachillerato que estuvo con gente superficial que marginaba a los tímidos/as como ella y quienes se juntaban con ella, era por interés o por lástima. Así que, como era una persona que no había nacido ayer y había conocido la crueldad de la gente, me dijo: Sergio, me gustaría hacerte una pregunta, ¿tú te quieres juntar conmigo por pena?.